La industria automotriz ha experimentado una transformación notable en las últimas seis décadas, pasando de vehículos diseñados para la resistencia y la funcionalidad a modelos que integran tecnología avanzada y sistemas de conectividad.
En los años 60, los automóviles en Colombia y gran parte de Latinoamérica estaban orientados a soportar condiciones de trabajo exigentes. La necesidad de vehículos robustos y duraderos era primordial, especialmente en áreas rurales y terrenos difíciles. Según Carlos Felipe Caicedo, presidente de Dinissan Colombia, “el mercado automotor de los años 60 y lo que es hoy son mundos muy distintos”. En esa época, los compradores priorizaban la fuerza, el espacio y la capacidad de carga.
Los vehículos más populares eran camionetas y modelos multipropósito, que, aunque ofrecían un nivel básico de confort, se enfocaban en su resistencia y capacidad de carga. La tecnología en esos años era rudimentaria; los automóviles contaban con mecánicas simples y carecían de accesorios electrónicos. Caicedo menciona que “ni siquiera el radio era una característica habitual en los primeros modelos”. La seguridad, el confort y la conectividad eran conceptos ajenos a las preferencias del consumidor.
Con el advenimiento de los años 90, la relación entre los conductores y sus vehículos comenzó a cambiar. La introducción de sistemas electrónicos, tableros digitalizados y conectividad alteró las expectativas de los usuarios. Actualmente, el confort, la seguridad y las prestaciones digitales son esenciales. Según Caicedo, “los temas de comodidad, conectividad y seguridad son otro nivel totalmente” en comparación con el pasado.
Hoy en día, los vehículos modernos cuentan con asistentes de conducción, integración con teléfonos inteligentes, climatización automática y múltiples sistemas de protección para los ocupantes, convirtiéndose en características indispensables en el mercado. La conectividad ha emergido como el principal atractivo de los automóviles nuevos. Los consumidores buscan vehículos que no solo los transporten, sino que también ofrezcan integración de dispositivos y acceso a información en tiempo real.
La conectividad incluye sistemas de navegación GPS, plataformas multimedia compatibles con smartphones, actualizaciones de software de manera remota y monitoreo de variables del automóvil. La mayoría de los modelos actuales tienen módulos electrónicos que complican las reparaciones sin la intervención de un profesional, lo que resalta la importancia del soporte especializado en talleres autorizados. Caicedo concluye que “ahora que los carros son más electrónicos, ya no se pueden arreglar en la casa si algo les pasa”.
