La realidad es que la Generación Alfa ya está aquí, y no se trata de la famosa Generación Z. Nacidos a partir de 2010, estos niños y niñas son hijos de padres millennials, y crecen en un entorno completamente digital. Mientras la Generación Z se adentra en el mundo laboral, la Generación Alfa se encuentra en sus primeros años de escolaridad, marcando el inicio de una era distinta.
Características de la Generación Alfa
Según Joe Nellis, profesor de economía en la Escuela de Negocios Cranfield del Reino Unido, esta nueva generación es diferente a cualquier otra. Crecieron en un mundo donde los dispositivos como el iPad, lanzado en 2010, son parte de su vida cotidiana. Son considerados “nativos digitales”, y su alfabetización tecnológica supera a cualquier otra generación anterior. Esto plantea un cambio significativo en la forma en que se relacionan y experimentan el mundo a su alrededor.
Además, la crianza de estos niños se lleva a cabo en contextos familiares donde los roles parentales son más flexibles. El psicólogo uruguayo Roberto Balaguer, en una entrevista para la BBC, menciona que las tareas del hogar se comparten más que nunca, lo que resulta en un enfoque renovado hacia el equilibrio entre trabajo y vida personal. Esto, sin duda, marca un contraste notable con generaciones pasadas, donde los roles eran más rígidos.
Desafíos emocionales y tecnológicos
Sin embargo, no todo es positivo. La intensa exposición a la tecnología puede generar barreras emocionales. Balaguer señala que, a pesar de la atención que reciben de sus padres, el entorno digital puede llevar a un distanciamiento social. La pandemia solo exacerbó esta tendencia, aumentando la necesidad de conexión a través de pantallas en lugar de interacciones cara a cara.
Otro aspecto preocupante es la llegada de la inteligencia artificial (IA) en su educación y desarrollo emocional. A medida que los niños crecen rodeados de tecnología, se plantea la pregunta de cómo la IA influirá en su aprendizaje y crecimiento personal. Esta tendencia se está integrando en las aulas, pero los educadores deben estar atentos a los efectos que esto puede tener en la formación emocional de los niños.
Por último, un fenómeno que ya se asoma entre los más pequeños es la dificultad para concentrarse y la creciente necesidad de inmediatez. Acostumbrados a la rapidez de la conexión digital, enfrentan problemas como la falta de sueño, ansiedad y una tendencia a la divagación mental, lo que plantea un reto tanto para padres como para educadores.
La Generación Alfa no solo representa un cambio en la crianza y la educación, sino también un desafío para toda la sociedad. A medida que estos niños crecen, será interesante observar cómo se adaptan a un mundo que avanza a gran velocidad y cómo sus experiencias moldearán el futuro.
