A medida que los debates sobre la jornada laboral se intensifican en el mundo, México y España se encuentran en caminos paralelos, pero con un marcado contraste en la realidad del trabajo diario. En México, el gobierno ha confirmado la transición hacia una jornada laboral de 40 horas, pero esta medida no se implementará hasta enero de 2030. Por otro lado, en España se espera que el Congreso apruebe una reducción de la jornada de 40 a 37.5 horas, manteniendo los salarios actuales. Sin embargo, un reciente estudio revela que la realidad podría ser más compleja de lo que sugieren estas políticas.
La encuesta realizada por Ringover, que abarcó a 1,063 personas en España de entre 18 y 70 años, muestra que el trabajador promedio solo dedica alrededor de 5.6 horas al trabajo efectivo diario, lo que constituye el 63.75% de una jornada de ocho horas. Este hallazgo plantea la pregunta: ¿a dónde se va el tiempo restante?
Las respuestas son diversas y reflejan tanto la naturaleza del trabajo moderno como las distracciones inevitables. Pausas, interrupciones y la carga del estrés laboral parecen ser factores comunes que afectan la productividad. La encuesta también sugiere que, en promedio, las mujeres son más productivas que los hombres, logrando 36 minutos adicionales de trabajo útil cada día.
En términos de edad, los trabajadores de entre 44 y 59 años se destacan, con una media de más de 6 horas de trabajo diario. En contraste, los más jóvenes, de 18 a 27 años, alcanzan un promedio de 5 horas y 48 minutos. Esta tendencia continúa con los empleados de 60 a 69 años, que trabajan alrededor de 5 horas y 42 minutos, mientras que aquellos de 28 a 43 años se sitúan en 4 horas y 58 minutos. Sorprendentemente, los mandos intermedios son quienes reportan menor tiempo productivo, con solo 4 horas y 48 minutos al día, mientras que los dueños o jefes alcanzan las 6 horas y 12 minutos.
El uso del tiempo durante las horas laborales también revela una serie de actividades que muchos realizan. Aunque el 60.9% de los encuestados admite jugar videojuegos, un 40% considera que esta práctica es inaceptable. En cambio, la navegación por internet para fines no laborales es más común, con un 74.8% de aceptación, aunque solo un 13.5% la ve como inapropiada. Otras actividades que ocupan el tiempo incluyen hablar con amigos y familiares, chatear con compañeros sobre temas no laborales, y el uso de redes sociales, lo que sugiere que el tiempo de inactividad está lleno de distracciones.
La situación se complica aún más cuando se considera el impacto del estrés y el aburrimiento en el entorno laboral. Investigaciones previas han demostrado que tomar pausas adecuadas puede mejorar la productividad y reducir el riesgo de burnout, un fenómeno que afecta gravemente a los trabajadores del sector manufacturero, como se evidenció en un estudio en China. La incapacidad de tomar descansos puede resultar en un agotamiento emocional significativo, lo que a su vez genera una menor eficiencia en el trabajo.
A pesar de estos hallazgos, algunos empresarios en México, como Octavio de la Torre, presidente de la Concanaco, argumentan que las jornadas laborales reducidas deben ser “efectivas”, sin pausas. En una publicación en Instagram, de la Torre justificó su postura al señalar que en la actualidad se pagan 48 horas, se trabajan 45, y con pausas, solo se producen 42. Según sus palabras, si la jornada se reduce a 40 horas, “serían apenas 34 horas productivas”.
Este debate sobre la jornada laboral no solo se centra en la cantidad de horas trabajadas, sino también en cómo los trabajadores utilizan su tiempo. Mientras que algunos abogan por una reducción de horas para mejorar el bienestar y la productividad, otros sostienen que el enfoque debe estar en la eficacia del tiempo trabajado. La realidad es que, tanto en México como en España, los caminos hacia una jornada laboral más equilibrada están llenos de desafíos y consideraciones que van más allá de una simple reducción numérica.