En un giro sorprendente para el mundo legal, la startup israelí Darrow ha transformado la identificación de demandas colectivas al utilizar inteligencia artificial. Este innovador enfoque permite a los abogados encontrar presuntas infracciones legales de manera más eficiente y rápida, un cambio que promete revolucionar la práctica jurídica.
Un caso emblemático que ilustra el impacto de Darrow es la demanda contra la aplicación de citas Bumble. En 2021, la compañía fue acusada de recopilar sin consentimiento escaneos faciales de usuarios en Illinois, lo que resultó en un acuerdo de 40 millones de dólares. Cada uno de los miles de usuarios afectados recibirá aproximadamente 1,900 dólares como compensación, mientras que los abogados de los demandantes obtendrán una indemnización aún mayor, llevándose 14 millones de dólares.
Una nueva era para el derecho colectivo
El origen de este caso es particularmente interesante: la infracción fue detectada por Darrow, que lleva cinco años operando y se especializa en rastrear internet en busca de comportamientos corporativos ilegales. La tecnología de la startup identifica quejas de consumidores y revisa políticas de privacidad, para luego comparar estos hallazgos con la legislación vigente, generando ideas para demandas colectivas.
La empresa no solo vende estas ideas a los abogados, sino que también les ayuda a localizar demandantes a través de publicidad digital dirigida. Este modelo de negocio ha revolucionado la forma en que los abogados abordan las demandas colectivas, un proceso que tradicionalmente ha sido costoso y laborioso.
Katrina Carroll, abogada de Chicago y cliente de Darrow, señala que esta tecnología le ha permitido presentar casos que de otro modo no habría considerado. La misión de la startup, según su cofundador y director ejecutivo, Evyatar Ben Artzi, es crear “un mundo de justicia sin fricciones”, donde la transparencia en los riesgos legales facilite la labor de los abogados.
Modelo de negocio y controversias
El modelo de negocio de Darrow es fascinante y controvertido. Al igual que muchas empresas de software, cobra tarifas basadas en suscripción y uso, pero también toma una parte de los honorarios de los abogados cuando estos ganan un caso originado por una idea de la startup. Esto ha generado cierta polémica, especialmente porque Don Bivens, un abogado de Arizona, actúa como intermediario en este proceso, lo que plantea interrogantes éticos sobre la práctica.
A pesar de las críticas, Darrow continúa creciendo. La empresa cuenta con 80 bufetes de abogados como clientes, generando ingresos que alcanzaron los 26 millones de dólares en 2024, con expectativas de superar los 50 millones en el presente año. Ben Artzi proyecta que para 2026, los ingresos podrían llegar a 120 millones de dólares.
La tecnología de Darrow no se limita a demandas colectivas; también identifica otros tipos de infracciones, como la exposición de datos confidenciales de pacientes por parte de hospitales. Con un equipo de 156 empleados, muchos de ellos técnicos con formación jurídica, Darrow busca identificar entre 100 y 200 casos nuevos por trimestre, asegurando que se eviten sugerencias de casos frívolos.
La startup ha sido testigo de un crecimiento veloz y su propuesta innovadora podría marcar el futuro del derecho. Mientras algunos abogados ven en Darrow una oportunidad única, otros se muestran cautelosos ante el modelo de negocio y su impacto en la ética profesional. Solo el tiempo dirá cómo se desarrollará esta dinámica en un campo tan tradicional como el derecho.