La controversia sobre si lavar o no el arroz antes de cocinarlo ha resurgido con fuerza en las cocinas mexicanas, y la realidad es que esta decisión no es tan simple como parece. Mientras algunos expertos aseguran que lavarlo es esencial para eliminar impurezas y mejorar la textura, otros advierten que puede provocar la pérdida de nutrientes.
El dilema del lavado
Cuando preparas arroz, es común ponerlo en agua y ver cómo esta se tiñe de un color blanco, similar a una mezcla entre horchata y leche. Este fenómeno es un indicativo de que el arroz está liberando almidón, lo que puede hacer que el arroz cocido sea más pegajoso. Saúl Nutri, un nutricionista reconocido, señala que el lavado puede ser beneficioso para eliminar el exceso de almidón, resultando en un arroz más suelto y menos pegajoso, algo que muchos paladares prefieren.
Por otro lado, marcas como SOS argumentan que el lavado no solo mejora la textura, sino que también reduce contaminantes, ya que el arroz puede contener polvo, residuos de procesamiento e incluso microplásticos. Además, el lavado puede ayudar a disminuir los niveles de arsénico, un elemento tóxico presente en el medio ambiente y en algunos alimentos. La Organización Mundial de la Salud advierte que el arsénico inorgánico es especialmente dañino cuando se consume en exceso.
La tradición y las recomendaciones
Las razones para lavar el arroz también incluyen aspectos culturales y tradicionales. Durante generaciones, esta práctica ha sido parte del ritual culinario en muchas familias mexicanas, y aún hoy se observa en cocinas de todo el país. Sin embargo, no todas las marcas de arroz ofrecen instrucciones sobre el lavado, lo que sugiere que la decisión puede depender del tipo de producto y de las preferencias personales.
Si buscas una respuesta concreta que equilibre ambas posturas, los especialistas sugieren una alternativa: el remojo. En lugar de lavar el arroz hasta que el agua salga clara, se recomienda remojarlo entre 15 y 30 minutos, lo que ayuda a reducir el almidón superficial sin eliminar tantos nutrientes. Esta técnica también puede ser eficaz para disminuir los niveles de arsénico y eliminar impurezas.
En conclusión, la decisión de lavar o no el arroz es personal y debe basarse en varios factores, desde la calidad del producto hasta las preferencias culinarias. La próxima vez que prepares arroz, considera estas recomendaciones y decide qué método se adapta mejor a tu estilo de cocina.