La industria automotriz en México se encuentra en un momento crítico, pues la gobernadora Claudia Sheinbaum ha enviado una iniciativa a la Cámara de Diputados para imponer un arancel de hasta el 50% a las autopartes y motocicletas procedentes de China. Esta medida, que entraría en vigor 30 días después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación, busca fortalecer la producción nacional y proteger a los proveedores locales de la competencia desleal.
Actualmente, estos productos enfrentan un impuesto del 20%, y la nueva estrategia se enmarca dentro del Plan Nacional de Desarrollo, el cual tiene como objetivo revertir la dependencia de México hacia cadenas globales de valor. Este modelo ha dejado al país vulnerable ante crisis externas y ha limitado la industrialización local.
Impacto en la industria automotriz
Gran parte de las autopartes y motocicletas que llegan desde China abaratan la producción, pero también excluyen a proveedores nacionales que podrían generar tecnología y empleos en el país. La iniciativa de decreto abarca piezas clave como embragues, volantes, bolsas de aire, radiadores y frenos, además de transmisiones automáticas y manuales, así como motocicletas de hasta 250 centímetros cúbicos y modelos eléctricos.
Según Gabriel Padilla, director de la Industria Nacional de Autopartes (INA), este posible arancel representa una oportunidad histórica para robustecer el mercado interno y facilitar una trazabilidad clara del origen de cada componente. La medida se alinea con las negociaciones que México sostiene con Estados Unidos y Canadá, socios clave en la producción automotriz de América del Norte.
Una estrategia regional más amplia
La propuesta no se limita al sector automotriz; también abarca aranceles para sectores como el textil, plástico, siderúrgico y electrodomésticos, buscando así crear cadenas productivas nacionales que eleven el contenido tecnológico de las exportaciones mexicanas. Marcelo Ebrard, secretario de Economía, ha enfatizado que este tipo de aranceles ya se aplican en otros sectores, como el textil, y que la intención es reducir el déficit comercial de México.
De aprobarse, el nuevo arancel del 50% significaría un cambio profundo para marcas chinas como MG y Chirey, que tienen fuerte presencia en el mercado de refacciones y motocicletas de bajo costo. Esta medida abriría la puerta a proveedores locales capaces de desarrollar productos competitivos, contribuyendo a una nueva era del comercio internacional en México.
La política que se busca establecer no es un acto aislado, sino parte de una estrategia regional que prioriza la industrialización sustentable y busca alinear incentivos para que cada planta, desde la fabricación de frenos hasta la producción de motocicletas eléctricas, genere innovación y empleos bien remunerados en el país.
Así, el futuro de la industria automotriz mexicana podría depender de la capacidad del gobierno para implementar estas medidas y equilibrar la balanza comercial, dejando atrás la dependencia de productos importados a bajo costo.































































