En medio de un creciente debate sobre la estabilidad de los discos de estado sólido (SSD), Microsoft ha declarado que su actualización de agosto de Windows 11 no es responsable de los problemas reportados por los usuarios. Sin embargo, el desconcierto persiste, ya que continúan llegando quejas sobre fallas en las unidades de almacenamiento, generando dudas sobre la conclusión de la compañía.
La investigación realizada por Microsoft se centró en los informes que señalaban daños a los SSD tras la reciente actualización. Según un comunicado en su centro de administración, al que solo tienen acceso cuentas empresariales, la compañía aseguró: “Tras una investigación exhaustiva, no encontramos ninguna conexión entre la actualización de seguridad de agosto de 2025 y los tipos de fallas en discos duros reportados”.
Un conflicto de intereses y testimonios contradictorios
A pesar de la afirmación de Microsoft, muchos usuarios en foros como Reddit continúan insistiendo en que sus SSD se volvieron inservibles después de aplicar la actualización. Este fenómeno ha llevado a algunos a cuestionar si realmente no hay una relación. Resulta curioso que, mientras algunos administradores de flotas de computadoras no han notado ningún problema, otros reportan incidentes graves.
Por otro lado, Phison, fabricante de controladores para SSDs, también se involucró en la investigación y concluyó que no pudo reproducir los errores reportados, tras realizar más de 4,500 horas de pruebas. Este tipo de disparidad en los testimonios genera un ambiente de incertidumbre en la comunidad de usuarios de Windows 11.
¿Coincidencia o problema real?
Los expertos sugieren que podría tratarse de una coincidencia: las fallas en los discos son un fenómeno habitual y, dado que muchos usuarios han reportado problemas tras la actualización, se asumen erróneamente como causales. Además, si las fallas fueran meramente “naturales”, se esperaría que afectaran principalmente a hardware más antiguo, pero hay informes de unidades nuevas que también han sufrido daños.
Los detalles sobre cómo se producen los fallos son reveladores; muchas veces, ocurren al intentar transferir archivos pesados, como la instalación de videojuegos, especialmente si la unidad está más del 60% de su capacidad. En algunos casos, los SSD afectados “desaparecen” del sistema, aunque a veces pueden ser recuperados con un simple reinicio.
La situación es aún más complicada para los usuarios de Windows 11 Home, quienes solo pueden posponer las actualizaciones por un corto tiempo antes de que se instalen automáticamente. Esto implica que, al final, deben decidir entre arriesgarse a realizar operaciones pesadas o esperar a que Microsoft publique una solución definitiva.
Frente a este panorama, Microsoft ha dejado claro que está dispuesta a investigar futuros reportes, aunque por ahora parece dar el asunto por cerrado. Mientras tanto, los usuarios deben navegar entre la confianza en las conclusiones de la compañía y su escepticismo ante los problemas persistentes que enfrentan.