En un giro sorprendente de la tecnología militar, Rusia ha comenzado a incorporar motores turborreactores de combate de la era soviética en camiones de su ejército. Esta medida, aunque puede parecer anacrónica, ha demostrado ser efectiva en el contexto actual del conflicto con Ucrania.
Los ingenieros rusos han recurrido a una solución que remite a tiempos de la Guerra Fría, utilizando el TMS-65U, un vehículo que combina un chasis Ural 375 todoterreno con un motor Klimov VK-1, el mismo que se utilizaba en los emblemáticos cazas MiG-15 y MiG-17. Originalmente diseñado para enfrentar amenazas químicas y biológicas, este sistema ha encontrado nuevas aplicaciones en el campo de batalla moderno.
El motor a reacción del TMS-65U genera un chorro de aire caliente a alta presión, que, al ser mezclado con un líquido descontaminante, permite limpiar vehículos y estructuras afectadas de manera rápida y eficiente. Este enfoque no solo se limita a la descontaminación; su potencia permite también despejar nieve en pistas de aterrizaje y eliminar escombros en portaaviones, como el Kuznetsov.
Esta máquina multifuncional ha evolucionado con el tiempo. Además de su propósito original, ha demostrado ser útil para crear densas cortinas de humo en el campo de batalla, lo que facilita el movimiento de tropas al dificultar la visibilidad del enemigo. La capacidad del TMS-65U para adaptarse a diversas situaciones resalta su relevancia en la logística militar rusa, a pesar de su diseño que podría considerarse obsoleto.
El uso de tecnología de la era soviética no es un fenómeno aislado. En lugar de descartar miles de motores VK-1, Rusia ha optado por reutilizarlos en sus operaciones terrestres, alargando su vida útil y evitando la necesidad de realizar nuevas inversiones en equipamiento militar. Esta estrategia se alinea con la lógica soviética de maximizar el uso de recursos disponibles, un principio que sigue siendo aplicable en el contexto actual de inestabilidad y necesidad de eficacia en el teatro de operaciones.
En contraste, Ucrania también ha implementado drones pilotados por inteligencia artificial para contrarrestar las ofensivas rusas. Sin embargo, el ejército de Vladimir Putin ha mostrado una capacidad notable para desplegar esta tecnología en el campo de batalla de manera más rápida, lo que ha llevado a una escalada de tensiones.
A medida que el conflicto continúa, la versatilidad del TMS-65U se vuelve cada vez más evidente. No solo se trata de un vehículo de descontaminación; su capacidad para adaptarse a diferentes roles en el campo de batalla hace que su significado trascienda su diseño original. En la actualidad, el camión con turborreactor sigue cumpliendo funciones cruciales para la logística militar rusa, desafiando las limitaciones del tiempo y la modernidad.