La oferta pública de adquisición en efectivo anunciada por Petróleos Mexicanos (Pemex) ha sido calificada como una operación “oportunista” por la calificadora internacional S&P Global Ratings. Este comentario surge después de que la petrolera revelara su intención de recomprar aproximadamente 9,900 millones de dólares de sus bonos internacionales, lo que representa cerca del 15 por ciento de su deuda en circulación en el mercado.
Contexto de la oferta pública
S&P ha señalado que esta oferta de recompra se llevará a cabo a través de recursos que Pemex anticipa recibir del Gobierno Federal, similar a operaciones anteriores. La calificadora destacó que la transacción es completamente voluntaria y se liquidará al 100 por ciento en efectivo. “Consideramos la oferta pública de adquisición como una operación de manejo de deuda oportunista, con base en nuestros criterios”, enfatizó S&P.
Un punto importante es que, según la calificadora, si la transacción no se lleva a cabo, Pemex continuaría cumpliendo con sus obligaciones de deuda, gracias al “sólido historial” de apoyo financiero del gobierno a la empresa. La oferta incluye una prima promedio de 30 dólares o 30 euros, dependiendo de la moneda del bono, a pesar de que la mayoría de los bonos se negocian a su valor nominal.
Implicaciones para Pemex y el gobierno
S&P mantiene una calificación de ‘BBB’ en moneda extranjera para Pemex, reflejando la alta probabilidad de que reciba apoyo extraordinario en un escenario de dificultades económicas. Esto se basa en los diversos mecanismos de apoyo que el Gobierno mexicano ha implementado, tales como inyecciones de capital, mejoras en la eficiencia industrial, y financiamiento para la construcción de la nueva refinería Olmeca, así como la adquisición del 50 por ciento restante de la refinería Deer Park.
La calificadora subraya que los recientes cambios en la estructura de Pemex refuerzan el vínculo con el gobierno, quien mantendrá una influencia significativa en la operación y estrategia de financiamiento de la empresa. Esto es crucial, ya que Pemex es considerado un “activo clave” en la política energética del país.
A pesar de estos respaldos, S&P advierte que aunque la transacción tiene como objetivo reducir las obligaciones de deuda financiera entre 2026 y 2029, la estructura de capital de Pemex sigue siendo “muy apalancada”. Esto significa que la limitada producción probablemente seguirá restringiendo la generación de flujo de efectivo necesario para futuras inversiones y la reducción de la deuda.