En una clara advertencia, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha señalado que España debe aumentar su gasto en defensa al 5% de su PIB para el año 2035, o enfrentará “graves consecuencias”. Esta declaración se produce en un contexto donde la presión sobre los aliados de la OTAN se intensifica, buscando que no solo alcancen el mínimo del 2% acordado, sino que superen esta cifra de forma notable.
Recientemente, Trump aplaudió el esfuerzo de España, que ha logrado incrementar su inversión en defensa de un 1.28% a un 2% del PIB, un objetivo que, aunque se alcanzó, no es suficiente para el mandatario estadounidense. En este sentido, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, se comprometió en abril de 2025 a cumplir con el plan establecido en 2014, que implica un aumento significativo en el presupuesto militar sin impactar el estado del bienestar.
Presiones y compromisos de la OTAN
Las palabras de Trump reflejan una preocupación más amplia: la creciente amenaza de Rusia y la necesidad de que Europa esté preparada para cualquier eventualidad. La Unión Europea busca una inversión total de 800,000 millones de euros en defensa, y España, que en 2024 destinó 22,693 millones de euros, ha incrementado su presupuesto a 33,123 millones de euros para 2025. Sin embargo, para cumplir con los estándares de la OTAN, deberá hacer más.
En una cumbre de la OTAN en junio, Trump ya había amenazado a España con duplicar los aranceles si no cumplía con el aumento de su gasto militar. Aunque esa medida no se ha concretado, la advertencia sigue en pie, dejando claro que la administración estadounidense no se detendrá en su búsqueda de mayores compromisos de sus aliados.
Un contexto geopolitico adverso
El aumento del gasto en defensa no solo responde a la presión de Estados Unidos, sino también a un contexto geopolitico adverso. Las tensiones con Rusia han llevado a la OTAN a exigir a sus miembros un esfuerzo mayor para evitar cualquier expansión militar del Kremlin más allá de Ucrania. Esto ha puesto a España en una encrucijada, obligándola a replantear su estrategia de defensa y su papel en la alianza.
En respuesta a estas exigencias, el 35% del aumento en el presupuesto de defensa se destinará a mejorar el equipamiento y las condiciones laborales de las Fuerzas Armadas. Un 31% se invertirá en telecomunicaciones y ciberseguridad, elementos esenciales en la era digital actual, mientras que un 19% se destinará a la adquisición de armamento.
La realidad es que la postura de Trump ha forzado a España a reconsiderar su política de defensa, al tiempo que se enfrenta a un panorama internacional cada vez más complejo. La respuesta será crucial no solo para la seguridad nacional, sino también para las relaciones transatlánticas en un momento de incertidumbre global.