Las protestas en Serbia contra el Gobierno nacionalista han alcanzado un punto álgido, dejando un saldo de al menos 200 heridos tras violentos enfrentamientos entre policías y manifestantes. Los incidentes se han concentrado en varias ciudades, incluyendo Belgrado, Novi Sad y Valjevo, donde los manifestantes atacaron sedes del partido SNS, liderado por el presidente Aleksandar Vučić.
El ministro del Interior, Ivica Dačić, calificó los ataques como “brutales” y señaló que un miembro de la Gendarmería resultó herido y se realizaron 18 detenciones. En Valjevo, los manifestantes no solo demolieron la sede del SNS, sino que también incendiaron el edificio de la fiscalía, según reportes de la televisión independiente N1. Este aumento en la violencia se produce en medio de una oleada de protestas que comenzó hace aproximadamente nueve meses, motivadas por acusaciones de autoritarismo y corrupción hacia el Gobierno.
Escalada de violencia y represión
Los disturbios se intensificaron tras un episodio violento el pasado miércoles, donde más de 80 manifestantes fueron heridos. Los ciudadanos han denunciado que la policía y presuntos “matones” progubernamentales atacaron a quienes protestaban pacíficamente. En esta semana, el número de heridos ha ascendido a cientos, incluyendo 120 policías.
El presidente Vučić ha descalificado a los manifestantes, comparándolos con criminales y nazis en un mensaje a través de redes sociales. En este contexto, advirtió que “todos los que quemaron y demolieron rendirán cuentas y serán castigados por sus crímenes”. Esta retórica ha avivado aún más las tensiones, ya que los ciudadanos exigen una mayor rendición de cuentas y la celebración de nuevas elecciones.
Las raíces de las protestas
Las manifestaciones comenzaron tras el trágico derrumbe de una marquesina en la estación de trenes de Novi Sad el 1 de noviembre de 2023, donde murieron 16 personas. La indignación inicial por la falta de responsabilidad en la ejecución de la obra, realizada por empresas chinas, ha evolucionado hacia un cuestionamiento más amplio del autoritarismo del Gobierno y la exigencia de reformas en el Estado de derecho.
En este clima de agitación, los estudiantes y diversos sectores de la sociedad han elevado sus voces contra la represión y el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades. A medida que las protestas continúan, el futuro político de Serbia se encuentra en un momento crítico, con la presión sobre Vučić y su administración en su punto más alto.
