Alicia Bárcena, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), representó a México en la Reunión Ministerial de Medio Ambiente del G7 que se desarrolló el 30 y 31 de octubre en Toronto, Canadá. En este encuentro clave, Bárcena presentó la visión mexicana frente a los desafíos globales del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, con un enfoque urgente en el humanismo ambiental y la justicia climática.
Durante la cumbre, que conmemoró los 50 años del G7, la secretaria enfatizó la necesidad de que las economías más poderosas del mundo asuman su responsabilidad moral por su contribución a las emisiones globales. Recordó que estos países representan el 27% del PIB mundial, generan el 20% de emisiones contaminantes y aportan el 70% del financiamiento internacional para temas climáticos.
Acciones concretas para un México verde en 2030
Bárcena detalló los planes de México para acelerar su transición energética, aumentando la participación de las energías renovables del actual 22% al 38% en el horizonte del 2030. Además, reafirmó la meta de reducir en 35% las emisiones de gases de efecto invernadero frente a niveles de 2005. El compromiso mexicano va acompañado de una apuesta clara por un modelo de desarrollo sostenible centrado en las personas y la naturaleza.
La Semarnat destacó la importancia de avanzar hacia una economía circular y un modelo de restauración ecológica basado en soluciones naturales para contrarrestar el impacto de fenómenos extremos como incendios forestales e huracanes, eventos que ya afectan a gran parte de México.
Exhorto al G7 para liderar con coherencia y financiamiento climático
“El liderazgo global no se mide solo por el volumen de compromisos, sino por la coherencia entre las políticas, las finanzas y la implementación. Necesitamos alinear los mecanismos de financiamiento y avanzar juntos hacia una economía circular y bajas emisiones de carbono”, destacó Bárcena.
Este llamado llega en un contexto mundial donde las exigencias para una acción climática urgente aumentan, especialmente ante los impactos devastadores para comunidades vulnerables y la biodiversidad. México, aunque no es miembro del G7, busca impulsar la agenda global con un ejemplo que combina desarrollo humano y protección ambiental.
La cumbre en Toronto fue un punto crítico para reforzar el diálogo entre los principales actores globlales, en el que México jugó un papel protagónico. Ahora, la atención se centra en cómo estas promesas se traducirán en políticas e inversiones tangibles que impulsen la economía verde y resguarden los ecosistemas.
Los próximos meses serán decisivos para observar progresos en la cooperación internacional climática y en la implementación de estrategias nacionales alineadas con los compromisos globales. En México, la expectativa es que las políticas ambientales mantengan el ritmo para proteger a la sociedad y al entorno ante la crisis climática creciente.































































