El lobo ibérico ha dejado de estar protegido de manera especial en Andalucía, marcando el final de una era de conservación que comenzó en 1986. En aquel entonces, la población de lobos en la región era tan escasa que no superaba los 50 ejemplares, distribuidos principalmente en la Sierra Morena de Jaén y Córdoba. La medida de protección prohibía la captura, posesión y muerte de lobos, así como el tráfico y comercio de sus partes.
La protección del lobo fue una respuesta a años de persecución que casi llevaron a la extinción de la especie en la región. Los cazadores, junto con las autoridades, apoyaron la medida, y se llevaron a cabo campañas de educación ambiental. Un sistema de indemnizaciones para ganaderos afectados por depredaciones del lobo ayudó a mitigar el impacto económico sobre la ganadería.
La evolución de la legislación de protección
En 1992, la Directiva de Hábitats de la Unión Europea incluyó a las poblaciones de lobos al sur del río Duero como especie estrictamente protegida, obligando a los estados miembros a implementar sistemas de protección rigurosa. Sin embargo, en 2003, la administración andaluza mantuvo el sistema de protección de 1986 sin incluir al lobo en las categorías de especies amenazadas.
La Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad de 2007 reforzó la protección, pero para 2015, ya no había indicios fiables de la presencia de lobos en Andalucía, y se reconoció oficialmente su extinción en la región. A pesar de esto, la política de indemnización a ganaderos se mantuvo, mostrando una clara voluntad de proteger sus intereses económicos.
Un cambio en la política de conservación
En septiembre de 2021, todas las poblaciones de lobos en España fueron incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespe). Sin embargo, la política sobre el lobo sigue siendo un tema de debate, con algunas comunidades autónomas a favor de su caza y otras abogando por su protección estricta.
En junio de este año, una modificación de la Directiva de Hábitats cambió el estatus de protección del lobo al sur del río Duero, integrando toda la población ibérica bajo una protección general. Curiosamente, una ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario aprobada en abril por el Parlamento Español ya había consolidado esta modificación, un procedimiento inusual en la transposición de directivas europeas.
El futuro del lobo ibérico en España
El reciente censo nacional del lobo ibérico, publicado por el Ministerio de Transición Ecológica, revela que quedan 333 manadas en España, lejos de las 500 que los científicos consideran necesarias para la viabilidad de la especie en la península. Algunas comunidades han comenzado a cazar lobos, mientras que otras han sido detenidas por los tribunales.
La situación del lobo en Andalucía es un claro ejemplo de regresión ambiental, un fenómeno que está prohibido en la Unión Europea. La necesidad de un plan de recuperación es urgente para asegurar la supervivencia de esta emblemática especie en la región.
El cuento del lobo en Andalucía aún no ha concluido, y el debate sobre su conservación continúa siendo un tema candente en la política ambiental española.