ACTUALIZACIÓN URGENTE: La Policía Metropolitana de Bucaramanga y la Fiscalía General de la Nación han desmantelado una red criminal dedicada a la explotación sexual, capturando a alias La Chinchilla y a diez de sus cómplices. Esta intervención, parte de la operación “Colibrí”, revela la magnitud de un esquema que operaba encubierto en el corazón de Bucaramanga durante más de una década.
La operación se llevó a cabo esta semana gracias a la coordinación entre el Sepro y el Sipol, lo que permitió la incursión simultánea en varios puntos de la ciudad. Las autoridades lograron incautar un DVR y un teléfono celular, considerados esenciales para la investigación en curso, y cerraron un establecimiento que servía como fachada para las actividades ilegales de la red.
Según fuentes oficiales, alias La Chinchilla asumió el liderazgo de La Colonia en los últimos tres años, donde gestionaba encuentros sexuales, involucrando incluso a menores de edad y a miembros de la comunidad LGBTI+. La policía informó que exigía hasta un 30% del pago por cada encuentro, consolidando un esquema de explotación que generaba cerca de 120 millones de pesos mensuales (aproximadamente 30,000 USD).
La red utilizaba hoteles y residencias con escasos controles de documentación, facilitando el ingreso de víctimas, muchas de ellas adolescentes, que eran inducidas a la prostitución mediante el suministro de alcohol y drogas. Las investigaciones indican que la organización también proporcionaba documentación falsa para el tráfico irregular de personas, ampliando su alcance delictivo.
El general William Quintero, comandante de la Policía de Bucaramanga, destacó en una declaración que La Chinchilla era la encargada de generar encuentros sexuales y facilitar el ingreso a hoteles y discotecas, lo que la convierte en una figura clave dentro de este entramado criminal. “Tendrán que responder por los delitos de trata de personas y tráfico de estupefacientes”, afirmó el general.
La captura de alias La Chinchilla es un paso significativo en la lucha contra la trata de personas en Bucaramanga, donde las víctimas eran atraídas bajo engaños o amenazas, siendo forzadas a entregar parte sustancial de sus ingresos. El cierre del local utilizado como fachada ha tenido un impacto inmediato en la economía criminal, interrumpiendo el flujo de actividades ilegales.
Las autoridades continúan investigando y se espera que surjan más detalles sobre la estructura de la red y sus operaciones. La situación subraya la necesidad urgente de intensificar los esfuerzos en la lucha contra la explotación sexual y la trata de personas, un problema que afecta no solo a Bucaramanga, sino a muchas regiones.
