Un video que ha circulado en redes sociales muestra a un chofer de la Línea Oro en un estado etílico notable, durmiendo mientras esperaba pasajeros afuera de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU). Este incidente ha generado una fuerte reacción entre los usuarios, quienes expresaron su preocupación por la seguridad en el transporte público.
Según los testigos presentes, el chofer había llegado con pasajeros previamente y, al intentar formarse nuevamente para abordar a nuevos usuarios hacia Atlixco, se quedó dormido en su lugar. La situación fue captada en video y rápidamente se volvió viral, desatando una ola de críticas en las redes sociales. Los cibernautas condenaron la falta de responsabilidad del conductor y la posible puesta en riesgo de la vida de los viajeros.
A pesar de la gravedad de la situación, tanto la Secretaría de Movilidad y Transporte como la empresa no han emitido un pronunciamiento oficial al respecto. Este silencio ha llevado a muchos a cuestionar las políticas de seguridad y control en el servicio de transporte. Algunos usuarios han señalado que este no es un incidente aislado, indicando que situaciones similares han ocurrido en el pasado sin que se tomen acciones efectivas contra los responsables.
El video ha reavivado el debate sobre la necesidad de una supervisión más rigurosa en el transporte público, especialmente en lo que respecta al estado de salud y de sobriedad de los conductores. La confianza de los usuarios en estos servicios se ve comprometida cuando se presentan incidentes de esta naturaleza. La comunidad exige medidas que garanticen la seguridad de quienes utilizan este medio para desplazarse.
A medida que se difunden más testimonios de usuarios y testigos, la presión sobre la Línea Oro para actuar y garantizar la seguridad de sus pasajeros aumenta. La falta de sanciones en casos anteriores ha dejado una sensación de impunidad en el aire, lo que podría contribuir a la repetición de tales situaciones. La expectativa ahora recae en las autoridades y en la empresa para que tomen cartas en el asunto y eviten que este tipo de incidentes continúen ocurriendo.
La situación plantea un urgente llamado a la acción: no solo por parte de las empresas de transporte, sino también de los reguladores, quienes deben establecer políticas más estrictas que aseguren la integridad de los usuarios y el buen funcionamiento de los servicios públicos. La seguridad de los pasajeros debe ser la prioridad, y los recientes eventos evidencian que aún queda un largo camino por recorrer en este sentido.
