La temporada de sargazo en México, que abarca desde abril hasta octubre, enfrenta un nuevo desafío. Esta vez, científicos de la Universidad de Stanford han alertado sobre la formación de una franja marrón gigantesca en el Atlántico, que podría causar serios problemas para las playas mexicanas en el futuro cercano.
Según los expertos, esta franja ha alcanzado una longitud récord de 8,850 kilómetros, más del doble del ancho de los Estados Unidos. Esto representa una amenaza considerable para las costas de México, especialmente para las playas de Quintana Roo, que son altamente vulnerables.
El sargazo, un tipo de alga parda común en el Atlántico, desempeña funciones ecológicas útiles en condiciones normales. Sin embargo, cuando se acumula en grandes cantidades, puede causar daños severos. Al descomponerse, libera gases como el sulfuro de hidrógeno, genera malos olores, afecta la biodiversidad costera y perjudica el turismo.
Desde su aparición en 2011, el Gran Cinturón Atlántico de Sargazos (GASB) no ha dejado de crecer. Este fenómeno es visible incluso desde el espacio, lo que subraya su magnitud y potencial impacto.
Las playas de Quintana Roo, incluyendo Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Puerto Morelos y Akumal, son las más afectadas por la llegada del sargazo. Las autoridades han implementado medidas como barreras flotantes, embarcaciones para la recolección y monitoreo satelital para mitigar los efectos de esta alga.
El riesgo de que esta franja gigante llegue a las costas mexicanas y cause daños considerables es real. Las corrientes oceánicas y los vientos facilitan el desplazamiento del sargazo desde sus regiones de origen hacia el Caribe y las costas de México. Cada año, las acumulaciones se intensifican, superando registros históricos en algunos casos.
La magnitud del impacto dependerá de la capacidad de respuesta local, que incluye la limpieza, contención y recolección temprana del sargazo. Las autoridades mexicanas ya han comenzado a tomar acciones, pero se requiere una estrategia efectiva y coordinación entre todos los niveles de gobierno para controlar esta situación.
Sin duda, el sargazo representa un problema ambiental, social y económico que demanda atención inmediata para proteger las playas y el turismo en México.
