Este 8 de octubre, la ciudad de Mérida se enfrentará a un clima variable, con un alto riesgo de precipitaciones. Según el pronóstico, se espera un 74% de posibilidad de lluvia a lo largo del día, acompañado de temperaturas que alcanzarán un máximo de 33 grados centígrados y un mínimo de 23 grados.
La nubosidad será significativa, con un 78% de cobertura en el cielo. Por la noche, la probabilidad de lluvias disminuirá a un 18%, aunque las condiciones climáticas pueden seguir cambiando rápidamente. Este comportamiento del clima ha llevado a los habitantes a estar más atentos a los pronósticos, ya que el reciente cambio climático ha hecho que las condiciones meteorológicas sean más impredecibles.
Mérida, como parte de la península de Yucatán, presenta un clima cálido subhúmedo, con lluvias predominantes durante los meses de verano. La temperatura promedio en esta región se sitúa en 26.6 grados. La temporada de lluvias se extiende desde mayo hasta enero, aunque es común que ocurran chubascos incluso en meses típicamente secos. Sin embargo, estas lluvias suelen ser breves y no afectan significativamente las actividades al aire libre.
Desde abril hasta agosto, las temperaturas pueden ser extremas, llegando a superar los 40 grados. Durante el periodo de septiembre a enero, el clima suele ser más fresco gracias a los vientos que llegan a la ciudad. Esta variabilidad climática es parte de la riqueza natural que posee México, un país que se destaca por su biodiversidad y variedad de climas.
La geografía mexicana, ubicada entre zonas tropicales y templadas, contribuye a la coexistencia de climas diversos. Por ejemplo, en las zonas montañosas de Chihuahua, las temperaturas pueden descender hasta -30 grados, mientras que en el desierto de Mexicali pueden alcanzar los 50 grados. Esta diversidad climática es un reflejo de la complejidad geográfica del país.
Con el avance del cambio climático, expertos advierten sobre una probable disminución en las lluvias anuales y un aumento en las temperaturas extremas, lo que afectará a sectores como la agricultura y la ganadería. Las recientes sequías y fuertes inundaciones han puesto en alerta a las autoridades y a la población, que debe adaptarse a un clima cada vez más cambiante.