Alarmante incremento de miedo e inseguridad sacude a Yucatán
Mérida y toda la península de Yucatán atraviesan una crisis social cargada de miedo historicista, comparable únicamente con los tiempos de la Guerra de Castas, revelan recientes análisis y testimonios ciudadanosen la voz del historiador y docente José Antonio Gutiérrez Triay y el doctor Luis Ramírez Carrillo.
Este miedo latente se profundiza por el reciente destape de grupos delictivos que extorsionan desde empresas hasta ciudadanos comunes, creando una psicosis colectiva que reduce la libertad cotidiana, especialmente tras la puesta en evidencia de mafias infiltradas en municipios y el aumento de inseguridad en la capital yucateca.
Desabasto de medicinas y avance de la influenza agudizan la crisis
La sociedad también manifiesta alarma urgente ante el desabasto de medicamentos en el sector salud público, que coincide con el crecimiento acelerado de casos graves de influenza y reportes de muertes sin vacunas disponibles para protección. Mientras tanto, quienes pueden pagar buscan atención privada, dejando fuera a los sectores vulnerables que deberían ser prioritarios.
Este escenario recuerda las carencias y mal manejo sanitario de la reciente pandemia de Covid-19 en México, agravada por decisiones oficiales controvertidas del sector salud a nivel federal, particularmente bajo la gestión de autoridades asociadas con López Gatell.
Temor a un regreso de “figuras del pasado” estanca desarrollo
Además de la inseguridad y la crisis sanitaria, en redes sociales resurge la inquietud ciudadana ante la posible reaparición política de personajes asociados con gobiernos pasados que dejaron una memoria de derroches, improvisaciones y falta de resultados, específicamente figuras como la exgobernadora Ivonne Ortega Pacheco y exalcaldes vinculados a ciclos de corrupción.
Asimismo, el crecimiento del partido Movimiento Ciudadano en la región pone en foco la figura dominante de Ortega y sus intentos de revivir alianzas políticas, así como la constante presencia del empresario y político Liborio, conocido como “el amigo Libo”, que se perfila con fuertes inversiones para futuros procesos electorales, incluida la elección clave de 2027.
El eco de un pasado oscuro, nuevo riesgo para la estabilidad yucateca
Este renovado temor se alimenta de comparaciones con líderes como Antonio López de Santa Anna, quien en momentos de crisis del siglo XIX se presentaba como “salvador” mientras generaba más desorden y retraso en el progreso. La población local teme que la vuelta de estos “caricaturas políticas” represente solo un estancamiento prolongado y no soluciones reales para las problemáticas.
En contraste con la imagen de tranquilidad que por años promovió Yucatán, hoy las voces señalan que la “placidez” local está siendo atacada desde múltiples frentes: la inseguridad, la crisis sanitaria y las incertidumbres políticas. La gente reflexiona en tertulias, mercados y cafés con una inquietud creciente y sentimientos de vulnerabilidad.
El cronista local rememora cómo, durante la Guerra de Castas, hombres se agrupaban armados por las noches ante la tienda “La Aurora” para proteger a la comunidad de posibles ataques, una escena hoy comparable al miedo nocturno que ahora atenaza las calles de Mérida.
¿Qué sigue para Yucatán en medio de esta crisis?
El panorama demanda respuestas inmediatas del gobierno estatal y federal para contener la inseguridad y garantizar acceso a medicamentos cruciales que eviten más muertes por enfermedades como la influenza. Además, el tejido social exige la construcción de confianza y acciones claras contra la corrupción y la impunidad, indispensables para detener el retroceso.
Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación los movimientos políticos que podrían reactivarse con base en estrategias que no han beneficiado a la población, sumando este factor a la inseguridad y a la crisis sanitaria como elementos que podrían llevar a Yucatán “al precipicio”, como lo advirtió el Ilustre escritor José Antonio Gutiérrez Triay.
Las próximas semanas serán decisivas para saber si Yucatán puede romper este ciclo de temor y empezar a recuperar la confianza perdida, o si se profundizará la desazón que tanto afecta ya el avance social, político y económico de la región.
