Últimos desarrollos: La llegada de dos unidades del Tesla Cybertruck a las calles de Argentina ha reavivado el debate sobre la importación de vehículos por parte de particulares, en medio de un contexto económico complicado.
El empresario Malek Fara, a través de su empresa Black Saphire, importó estas dos primeras unidades de la icónica pick-up eléctrica producida en EE. UU., con un precio estimado de venta entre USD 250,000 y USD 300,000 en el mercado local.
Este costo ha generado controversia, ya que el mismo vehículo en su país de origen se comercializa entre USD 69,990 y USD 99,990. La diferencia de precios vuelve a poner en la mesa la cuestión de los impuestos y costos que enfrentan quienes desean importar un auto nuevo para uso personal.
Fara, al no ser un importador oficial de Tesla, tuvo que adquirir el vehículo a un precio de venta convencional, lo que añade un costo significativo a la importación. En este caso, el modelo All Wheel Drive, con un costo de USD 79,990, al que se suman gastos de traslado, embarque y seguro, incrementa el precio inicial a aproximadamente USD 83,000.
Una vez llegado a Argentina, se enfrenta a un arancel del 35% por derechos de importación, lo que eleva el costo a USD 112,000. A esto se agrega un 3% de tasa estadística, sumando un total de USD 115,400, y un 21% de IVA, elevando el precio a USD 139,600.
Otros gastos locales de logística y traslado rondan los USD 1,000, llevando el total a cerca de USD 140,000. Finalmente, al considerar un 10% en impuestos adicionales, el costo final del Tesla Cybertruck puede alcanzar la cifra impactante de USD 154,000.
Además, al importar un vehículo, el propietario también debe tener en cuenta los costos de homologación y patentamiento, que pueden sumar hasta $10,763,000 (aproximadamente USD 8,000) si necesita tramitar una nueva Licencia de Configuración de Modelo (LCM).
Para los que no logran obtener la LCM, el costo de un Certificado de Seguridad Vial (CSM) puede ascender a unos USD 3,000. Cabe recordar que los vehículos importados desde países que no forman parte del Acuerdo de Complementación Económica del Mercosur enfrentan un arancel del 35%, similar al de los países de extra zona, lo que agrava aún más la situación.
Este escenario resalta la complejidad y los altos costos de importar un vehículo eléctrico en Argentina, mientras la industria automotriz sigue enfrentando desafíos significativos en el país.
En las próximas semanas, será crucial observar cómo reaccionan los consumidores y si se generan cambios en la regulación que faciliten la importación de autos eléctricos, un tema que podría impactar a muchos en un país donde la movilidad sostenible se vuelve cada vez más relevante.