Un nuevo informe de Oxfam ha revelado que el 0.1% de los multimillonarios en América Latina y el Caribe produce más de 250 veces la contaminación por carbono que el 50% más pobre de la población durante un año. Desde 1990, las emisiones de los más ricos han incrementado un 32%. Si todos emitieran esa cantidad, el presupuesto de carbono del planeta se agotaría en menos de tres semanas.
El estudio, titulado “El saqueo climático: cómo una poderosa minoría está llevando el mundo al desastre”, subraya la necesidad de reequilibrar las emisiones para permitir una transición sustentable. Según la organización, son los multimillonarios quienes deben asumir la responsabilidad de reducir sus emisiones de manera más rápida y significativa.
Previo a la conferencia internacional sobre el clima COP30 en Belém, Brasil, el informe indica que, en promedio, una persona del 0.1% más rico emite 151 toneladas de CO2 al año, en contraste con las 0.6 toneladas emitidas por alguien del 50% más pobre. “Los superricos no solo consumen carbono en exceso, sino que también invierten activamente en las empresas más contaminantes”, declaró Oxfam en un comunicado.
El informe alerta que un multimillonario promedio produce 1.96 millones de toneladas de CO2 anualmente a través de sus inversiones, lo que equivale a dar casi 10,000 vueltas al mundo en jet privado. Aproximadamente el 60% de sus inversiones están en sectores considerados de alto impacto climático, como el petróleo y la minería, que emiten 2.5 veces más CO2 que una inversión promedio en el índice S&P Global 1200.
La desigualdad también se hace evidente en la influencia política y económica que ejercen estos multimillonarios para mantener la dependencia de los combustibles fósiles, buscando maximizar sus beneficios. En la COP29, celebrada en 2024 en Azerbaiyán, se otorgaron acreditaciones a 1,773 lobistas del carbono, petróleo y gas, superando el número de representantes de los diez países más vulnerables al clima.
El estudio critica que países con altas emisiones, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, han flexibilizado sus leyes ambientales tras recibir donaciones de multimillonarios cuyos intereses son contrarios a la sostenibilidad. García-Parra, directora regional de Oxfam para América Latina y el Caribe, mencionó que “la crisis climática en la región es también una crisis de desigualdad”. Aseguró que mientras las comunidades más vulnerables enfrentan los impactos más devastadores del cambio climático, los sectores más ricos continúan beneficiándose de la destrucción ambiental.
Oxfam estima que las emisiones de la minoría más rica provocan alrededor de 1.3 millones de muertes relacionadas con el calor y generarán daños económicos equivalentes a cerca de 75 mil millones de pesos en países de ingresos bajos y medios para 2050. Los efectos del daño climático impactarán desproporcionadamente a quienes menos contribuyen a él, afectando especialmente a mujeres, niños y pueblos indígenas en el Sur Global. “Esta injusticia no solo es moralmente inaceptable, sino que pone en riesgo el futuro de toda la región”, declaró García-Parra.
Para mitigar el daño, Oxfam recomienda reducir drásticamente las emisiones de los superricos. Propone un impuesto del 60% sobre los ingresos totales del 1% más rico a nivel mundial, lo que podría disminuir las emisiones de carbono equivalentes a las del Reino Unido y generar cerca de 6.4 billones de dólares. También sugiere limitar la influencia de los superricos en decisiones políticas, prohibiendo la participación de empresas de combustibles fósiles en negociaciones climáticas, y establecer normativas de sostenibilidad para empresas e instituciones financieras.
Finalmente, la organización hace un llamado a adoptar un enfoque equitativo en la distribución del presupuesto climático y construir un sistema económico más justo que priorice a las personas y al planeta, buscando una economía sustentable e igualitaria y rechazando la economía neoliberal dominante.
































































