Guillermo del Toro sorprende con una interpretación humanizada y profunda de Frankenstein, al conectar la historia clásica con su vida personal y la experiencia de la autora original, Mary Shelley. La nueva película, que se estrenará en cines selectos y en Netflix a partir del 7 de noviembre, ya genera grandes expectativas por revelar un lado íntimo y emotivo del icónico mito.
En diálogo exclusivo con The Independent tras la premier en el Festival de Cine de Londres, del Toro confesó que “gran parte de la película es autobiográfica para mí” y calificó la novela de Shelley como su “Biblia”, lo que refleja la profundidad con la que interpretó el proyecto. Además, considera al monstruo no solo como un personaje literario, sino como su “Mesías”, una figura que encarna el dolor y la búsqueda de sentido que ha vivido.
Un Frankenstein con huellas emocionales del director y el mito
El vínculo personal va más allá: para Jacob Elordi, quien interpreta a Frankenstein, el personaje es “una extensión” de Guillermo del Toro, un reflejo de su dolor y su perspectiva de la realidad. El actor de 28 años describió el monstruo como un símbolo de amor y una cuestión existencial que rompe la barrera de la ficción para convertirse en una experiencia humana intensa.
Por su parte, Oscar Isaac asumió un papel fundamental como Victor Frankenstein, interpretando la compleja dualidad entre creador y creación. Isaac explicó que la criatura es, en realidad, una proyección del propio Victor, lo que profundiza en la tensión psicológica de la trama y aporta una carga emocional que redefine el clásico.
Del Toro: “Quería que el monstruo fuera un reflejo del alma y la experiencia vital de Mary Shelley y de mí mismo”
Simbolismos y personajes que reflejan industria y psicología
El acercamiento de del Toro también incluye referencias freudianas con la introducción de personajes femeninos interpretados por Mia Goth, quienes representan figuras maternales que influyen directamente en la formación emocional de Victor. La leche, simbolizando el consuelo materno, revela la importancia del refugio psicológico en la película.
Un personaje clave adicional, Henrich Harlander, encarnado por Christoph Waltz, funciona como una metáfora del sistema cinematográfico y las presiones de la industria. Del Toro describe a Harlander como “el estudio que promete todo pero a cambio exige control absoluto”, reflejando sus propias experiencias en Hollywood y sumando una capa crítica moderna a la historia.
Perdón, aceptación y renovación del mito para el público moderno
El mensaje central de esta adaptación retoma temas universales del perdón y la aceptación. Jacob Elordi señaló que el final representa la liberación del personaje ante la culpa y la vergüenza, un paso hacia la reconciliación consigo mismo y la vida. Del Toro enfatizó que esta visión renueva el pacto entre la novela clásica y el mundo contemporáneo, convirtiendo la historia en “una reflexión necesaria sobre el perdón en tiempos modernos”.
Con su mezcla de historia personal, simbolismos profundos y una mirada crítica a la industria, la nueva versión de Frankenstein se posiciona como uno de los estrenos más esperados y emocionales del año. El público mexicano podrá verla desde el 7 de noviembre en cines selectos y Netflix, preparándose para una experiencia cinematográfica que trasciende el horror clásico para explorar la humanidad oculta detrás del monstruo.
Esta apuesta de del Toro no solo renueva un clásico universal, sino que también invita a una reflexión íntima sobre el dolor, la creación y la aceptación que resonará con audiencias globales, incluida México, donde la cinefilia ha apoyado al director desde sus inicios.
































































