ACTUALIZACIÓN: El huracán Erin avanza sobre el Atlántico y las alertas se multiplican en la costa este de Estados Unidos, poniendo nuevamente en la mira la amenaza de los ciclones tropicales en América Latina, especialmente en México donde se presentan condiciones propicias para su formación.
Recientemente, meteorólogos han analizado cómo se desarrollan estos fenómenos y por qué Argentina, en particular, no enfrenta riesgo de huracanes. Según el meteorólogo Gerardo Barrera, los ciclones tropicales requieren condiciones específicas: “El mar tiene que estar a más de 26 °C para generar la energía necesaria”. Esto explica por qué Argentina se mantiene alejada de estos eventos, ya que sus aguas nunca alcanzan esa temperatura.
La formación de huracanes ocurre en regiones tropicales a finales del verano. Cuando los vientos sostenidos superan los 119 kilómetros por hora, el sistema se clasifica como huracán. En el caso de México, tanto la costa del Atlántico como la del Pacífico son susceptibles, debido a que las temperaturas del mar son adecuadas en la temporada de huracanes.
Marcelo Madelón, otro reconocido meteorólogo, refuerza esta información al afirmar que “en México, el mar calienta durante el verano, lo que permite que se formen huracanes en ambas costas”. En contraste, la costa de Argentina permanece a salvo de estos fenómenos, a menos que se presente un cambio climático drástico en un futuro muy lejano.
Las advertencias sobre el impacto del cambio climático también son alarmantes. La Organización Meteorológica Mundial y la NOAA han señalado que el aumento de las temperaturas podría influir en la frecuencia e intensidad de los huracanes. Se estima que, en un escenario de calentamiento global, las precipitaciones asociadas a ciclones tropicales podrían aumentar hasta un 14%.
Este cambio climático introduce incertidumbres sobre cómo los huracanes podrían afectar nuevas regiones en el futuro. “Mientras las temperaturas suban, los huracanes serán más frecuentes y potentes”, advierte Madelón, lo que podría llevar a situaciones inesperadas en áreas donde actualmente no se producen.
En América Latina, las zonas más vulnerables se concentran en el Caribe y Centroamérica, donde las condiciones del océano son más propicias. Esto resalta la importancia de estar preparados y atentos a las advertencias de las autoridades meteorológicas, especialmente para los habitantes de México, que deben estar al tanto de las alertas que puedan surgir durante la temporada de ciclones.
En resumen, el avance del huracán Erin no solo representa una amenaza inmediata para la costa este de Estados Unidos, sino que también invita a reflexionar sobre el futuro de los ciclones tropicales en nuestra región y la necesidad de monitorear las condiciones climáticas que podrían cambiar drásticamente.
