ACTUALIZACIÓN: La inseguridad en Centroamérica ha forzado a al menos 80 familias migrantes a permanecer en Reynosa, Tamaulipas, donde cohabitan en el albergue Senda de Vida. El dirigente del refugio, Héctor Silva de Luna, alertó que la situación es crítica, ya que estas familias han perdido su patrimonio y no ven posibilidad de regresar a sus hogares.
“Son entre 80 y 90 familias que están recibiendo apoyo, muchas de ellas despojadas de todo en sus países”, comentó Silva de Luna. Estos migrantes habían obtenido citas para asilo a través de la plataforma digital CBP One, pero la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos canceló esas oportunidades, obligándolos a refugiarse en Reynosa.
Entre ellos se encuentra Johana, una joven hondureña de 21 años que, tras huir de su país, dio a luz a su bebé en Tapachula, Chiapas, y luego intentó encontrar trabajo en Monterrey, donde su falta de documentación se lo impidió. Su búsqueda de un futuro mejor la llevó a cruzar a los Estados Unidos por Piedras Negras, pero fue detenida y deportada a México a través del puente internacional Reynosa-Hidalgo.
Actualmente, Johana y su pequeño residen en el albergue Senda de Vida, donde comparten su difícil experiencia con otros migrantes de El Salvador, Nicaragua, Guatemala y del sur de México. La situación se vuelve más alarmante cada día, ya que las familias que aguardan en la frontera se enfrentan a un futuro incierto, sin recursos ni seguridad.
La creciente crisis migratoria en Reynosa no solo afecta a las familias en el albergue, sino que también pone de relieve la urgente necesidad de soluciones a largo plazo para los migrantes que huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Mientras tanto, los esfuerzos de apoyo continúan en el refugio, donde la solidaridad y la esperanza son esenciales para enfrentar esta difícil realidad.
