John Bolton se entrega y enfrenta graves cargos por filtrar secretos de EE.UU.
John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional estadounidense y figura clave durante el primer mandato de Donald Trump, se entregó esta mañana a las autoridades en el juzgado federal de Greenbelt, Maryland, para responder a un total de 18 cargos relacionados con la revelación y posesión ilegal de información clasificada.
Los cargos detallan que Bolton habría compartido más de mil páginas de documentos, presentados como un diario personal, con familiares, además de retener materiales sensibles vinculados a la defensa nacional estadounidense. La imputación llegó apenas esta semana después de que un gran jurado dictaminara la acusación.
Bolton rechaza las acusaciones y denuncia persecución política
Al presentarse, Bolton se declaró no culpable y calificó las imputaciones de ser parte de una persecución política organizada por Donald Trump, con quien mantiene años de discrepancias públicas. El exfuncionario acusa que el expresidente busca desacreditarlo en un nuevo capítulo de su abierta enemistad.
La fiscalía sostiene que cada uno de los 18 cargos —divididos en ocho por transmisión y diez por retención de información de defensa nacional— conlleva hasta 10 años de prisión. Sin embargo, expertos legales prevén que, ante la ausencia de antecedentes penales, Bolton podría recibir una sentencia más leve.
Contexto y reacciones oficiales
Bolton, reconocido por su rol en la comunidad de inteligencia y por impulsar la política ultranacionalista de Trump como embajador ante la ONU, ha caído en descrédito desde que abandonó la Casa Blanca. Trump celebró públicamente el avance del caso contra su exasesor.
El FBI también ejecutó registros en la residencia de Bolton ligados a este mismo caso, buscando evidencias que sustentaran las acusaciones por la supuesta filtración de secretos oficiales.
Próximos pasos y relevancia global
La próxima audiencia en este caso está prevista para el 21 de noviembre, donde Bolton afrontará formalmente los cargos. Este caso genera atención internacional, pues marca un precedente en la responsabilidad de exfuncionarios con información sensible, y añade tensión a la escena política estadounidense en plena transición presidencial.
Para México y el mundo, el desarrollo de este proceso refleja la lucha por proteger secretos de Estado en un contexto de creciente polarización política en Estados Unidos, que puede impactar en la seguridad hemisférica y en la relación bilateral con nuestro país.
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