José Emilio Pacheco y la urgencia del tiempo en la poesía mexicana
El poeta José Emilio Pacheco vuelve a ser protagonista esta semana con la publicación de un análisis profundo sobre su obra, que explora la angustiosa relación del ser humano con el paso del tiempo y la inevitable muerte. El ensayo, parte del volumen José Emilio Pacheco, aproximaciones a la obra de un poeta, recién publicado por El Colegio Nacional, destaca la manera en que el escritor mexicano capturó el “enigma irrepetible” de cada minuto y la rapidez con que “el futuro se convierte en ayer”.
En pleno 2025, estos temas no pierden vigencia y toman un cariz urgente. La vida fugaz que expresa Pacheco en su poemario No me preguntes cómo pasa el tiempo no solo refleja una era específica sino una condición universal que acompaña a la humanidad, agravada por las múltiples crisis planetarias y avances tecnológicos que marcan nuestra época.
La transitoriedad del mundo y la memoria contra el olvido
En los versos impactantes de su libro, Pacheco describe un mundo deshaciéndose ante los ojos, una tierra firme erosionada y ruinas invisibles para nuestra memoria. Su mirada se fija en “ciudades comidas por la selva” y la imposibilidad de encontrar un lugar donde reposar la cabeza, reflejando no solo la desolación física, sino la pérdida existencial que vive la humanidad frente al avance imparable del tiempo.
El poeta señala que aunque en vida cada persona es única, la muerte nos iguala en su trazo final: “En el reino de la muerte todas las calaveras se parecen.” Es esta conciencia lo que vuelve su obra un llamado urgente a la reflexión sobre lo que ocurre entre ese instante inexplicable que es la vida y el silencio inevitable que la sigue.
Una alerta sobre el cambio que no asegura mejora
Entre sus poemas, el breve “Antiguos compañeros se reúnen” es una advertencia clara: el cambio no siempre significa progreso. “Ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los veinte años”, afirma Pacheco en solo dos versos que retumban con fuerza en la actualidad, invitándonos a cuestionar las decisiones personales y sociales que moldean nuestro destino.
Esta perspectiva ocasiona una reflexión urgente para los lectores mexicanos y el mundo entero: ¿qué determina los caminos que tomamos?, ¿cómo enfrentamos que cada día es único y no volverá? Estas preguntas subrayan la responsabilidad individual y colectiva frente al tiempo efímero.
Recordar, el único antídoto contra el olvido
El discurso final del ensayo recalca que “recordar es el único antídoto contra el paso del tiempo, contra la impunidad del olvido.” En una época donde la humanidad enfrenta el desafío de conservar su memoria ante la aceleración tecnológica y la exploración espacial, Pacheco nos recuerda que la certeza de haber vivido convierte en heroica nuestra resistencia frente al inexorable reloj cósmico.
Ya sea que permanezcamos en la Tierra o nos aventuremos más allá, incluso a los anillos de Saturno, el tiempo seguirá acechando nuestro destino, implacable y urgente.
El valor cultural del legado de Pacheco en México
El nuevo volumen, presentado por Vicente Quirarte y con prólogo de Rosa Beltrán, no solo revisita la cruel velocidad con que vivimos sino también la versatilidad de un escritor que desafió clasificaciones. Más allá de la poesía, profundiza en temas como el ecocidio, el periodismo cultural y la pasión por la literatura que definieron al autor de Ciudad de la memoria.
Para los lectores mexicanos, esta publicación se presenta como una ventana urgente y necesaria para reconectar con una voz que enfrenta nuestra época con lucidez y urgencia, y que invita a detenernos a pensar qué lugar ocupará México y sus ciudadanos en esta fuga interminable que es el tiempo.
En un momento donde la velocidad con la que vivimos parece desbordar todo control, la obra de José Emilio Pacheco resuena con una vigencia que exige ser escuchada y compartida con urgencia.































































