Un trágico suceso ha conmocionado a la comunidad de Culiacán, Sinaloa, tras el asesinato de un joven socorrista de la Cruz Roja. Obed Yair, de apenas 25 años, fue víctima de un ataque armado que culminó con su muerte, un hecho que resalta la creciente violencia en la región.
El incidente ocurrió el pasado viernes en el Puerto de Altata, en el municipio de Navolato. Según los informes, Obed se encontraba en el malecón cuando fue interceptado por hombres armados que lo privaron de la libertad. Sus compañeros, alarmados por su desaparición, utilizaron las redes sociales para solicitar ayuda en la búsqueda del joven socorrista, quien era conocido por su dedicación y compromiso con la comunidad.
Horas después del secuestro, elementos de la Marina Armada de México realizaron recorridos por la zona y encontraron a Obed herido por disparos en la sindicatura de Costa Rica. A pesar de que fue trasladado a un hospital cercano, los médicos no pudieron salvarle la vida; fue declarado sin vida al llegar a la sala de urgencias. Las autoridades médicas reportaron que el joven presentaba al menos seis impactos de bala, un hecho que pone de relieve la brutalidad del ataque.
Obed Yair residía en la cabecera municipal de Navolato y había sido secuestrado en la tarde del viernes, siendo declarado muerto poco antes de la medianoche. Este caso se suma a una alarmante estadística, ya que la Fiscalía General del estado confirmó que se trató de uno de los cinco homicidios registrados en la misma jornada. La violencia en Sinaloa ha generado preocupación entre los ciudadanos y organismos de seguridad, quienes enfrentan dificultades para contener la creciente ola de criminalidad.
La Cruz Roja, institución a la que pertenecía el joven, expresó su profundo pesar por la pérdida de Obed. En un emotivo mensaje publicado en sus redes sociales, la Delegación en Navolato destacó su calidad humana y el impacto positivo que tuvo en la comunidad. Más tarde, la Delegación Estatal en Sinaloa también lamentó su fallecimiento, recordando su compromiso como socorrista y su deseo de ayudar a los demás.
A pesar de la conmoción que ha generado este hecho, hasta el momento no ha habido pronunciamientos por parte de las autoridades locales respecto a este caso específico. La falta de respuestas ante actos de violencia como este ha suscitado inquietud entre la población, que clama por justicia y mayor seguridad en sus comunidades.
El asesinato de Obed Yair es un recordatorio doloroso de los riesgos que enfrentan los trabajadores de emergencias en un entorno cada vez más peligroso. La sociedad civil y las instituciones deben unirse para exigir acciones concretas que garanticen la seguridad de quienes dedican su vida a salvar a otros. En un momento en que la violencia parece haber tomado el control en ciertas regiones de México, la memoria de Obed Yair debe servir como un llamado a la acción para construir un futuro más seguro y pacífico.
