La victimización se ha convertido en el motor principal de la política mexicana bajo la Cuarta Transformación (4T), una estrategia que manipula emociones y privilegia la venganza sobre la construcción de un mejor país, advirtiendo un futuro de empobrecimiento y falta de competitividad.
Expertos y analistas políticos confirman que esta cultura de la victimización no es una realidad nueva ni exclusiva de México, sino un fenómeno global que ha sido empleado para justificar narrativas manipuladoras y agendas políticas en varios países.
Una estrategia política con impacto directo en México
Desde su independencia hace 200 años, la mentalidad de víctima pervive en el inconsciente colectivo mexicano, lista para ser activada por líderes que se presentan como caudillos justicieros que prometen reparar agravios históricos. Actualmente, con la 4T al frente del gobierno, esta mentalidad ha resurgido con fuerza para manipular el voto y la opinión pública.
La victimización, plantean los expertos, fomenta una mentalidad derrotista que puede desencadenar la pérdida de productividad y competitividad del país, afectando directamente el crecimiento económico y el bienestar social.
Impacto global: paralelismos con Alemania y Estados Unidos
La narrativa victimizante no solo es un recurso político en México, sino un fenómeno con escalas históricas y globales. Un ejemplo paradigmático fue la Alemania de la década de 1920, cuando Adolf Hitler fundó su discurso en la victimización del pueblo alemán tras la Primera Guerra Mundial, culpando a minorías y trazando un plan para restituir una supuesta grandeza perdida, como quedó plasmado en su libro “Mi Lucha” de 1925.
En Estados Unidos, esta perspectiva también ha sido clave en años recientes para explicar la política exterior y migratoria. El académico Samuel Huntington señaló en 2004 que la migración latinoamericana erosionaba la identidad cultural norteamericana y justificó una postura victimista del gobierno estadounidense frente a sus socios comerciales y la prensa, usando argumentos como los estrictos aranceles impuestos en su política comercial actual.
Una cultura que alarma por su permanencia y peligrosidad
Mientras en otras naciones la victimización puede ser una respuesta temporal que desaparece con la mejora de las condiciones sociales, en México esta cultura emparenta con un pasado que hiberna y mantiene su influencia décadas después, impulsada ahora por discursos políticos que alimentan agravios para mantener el apoyo popular.
La Cuarta Transformación utiliza esta estrategia con el riesgo de profundizar el estancamiento económico y la desunión social, alertan analistas. La llamada “cultura de la victimización” no solo distrae de problemas reales, sino que genera una narrativa que premia la revancha y desalienta el esfuerzo colectivo para transformar el país.
¿Qué sigue para México?
Ante esta realidad, el desafío ahora es urgente: ofrecer a la ciudadanía una alternativa que fomente la unidad, la productividad y el progreso real, dejando atrás la manipulación basada en el resentimiento. El riesgo inmediato es seguir atrapados en un ciclo que, según expertos, puede llevar al empobrecimiento paulatino y a la desventaja global.
La pregunta que queda en el aire es si México podrá superar esta narrativa y construir un futuro sin cadenas victimizantes o si continuará alimentando un pasado que solo beneficia a quienes detentan el poder politico.