Chiapas ha sido testigo de un acontecimiento asombroso: la reaparición del águila arpia (Harpia harpyja), una de las aves rapaces más imponentes del mundo, después de doce años de ausencia. Este regreso ha despertado la esperanza entre los ecologistas y amantes de la fauna, quienes temían que esta especie emblemática hubiera desaparecido de su hábitat natural.
El último avistamiento documentado de esta majestuosa ave ocurrió en 2011, gracias a la labor de Silvano López Gómez, miembro del Grupo de Ecoturismo Siyaj Chan. En aquella ocasión, logró capturar la imagen del águila posada en un árbol en la zona arqueológica de Yaxchilan. Desde entonces, su presencia en la región se había vuelto un mito, alimentado por la pérdida de hábitat y la caza ilegal.
Recientemente, el 12 de octubre, se conoció la noticia del avistamiento de un águila arpia en la Selva Lacandona. El descubrimiento fue realizado por un campesino que, con su teléfono celular, fotografió a un ejemplar juvenil que, al notar la presencia humana, soltó su presa y se posó en lo alto de un árbol. Este avistamiento marca un hito en la historia de la conservación de la especie en México.
Las imágenes obtenidas en junio de 2023 revelaron que el águila avistada tenía entre 28 y 38 meses de edad, indicando que estaba en un proceso de separación de su nido. Alan Monroy Ojeda, responsable científico de la organización Dimensión Natural, destacó la importancia de este hallazgo, señalando que no solo se trata de un individuo, sino de la presencia de un territorio reproductivo en el país.
Desde 2016, Dimensión Natural ha estado trabajando en la Selva Lacandona con comunidades locales para capacitar guías y establecer un programa de monitoreo de la población de águilas arpia. Este esfuerzo ha sido esencial para la conservación y protección de la especie, que se encuentra catalogada como “En Peligro de Extinción” en la Norma Oficial Mexicana 059.
La situación del águila arpia es alarmante. Su población ha disminuido drásticamente debido a la pérdida de hábitat por la deforestación y la caza ilegal. Estas aves, que pueden alcanzar un peso de hasta nueve kilogramos y una envergadura de dos metros, dependen de ecosistemas saludables para sobrevivir. Monroy Ojeda advirtió que, aunque el avistamiento reciente es esperanzador, la población remanente es muy reducida y se requieren acciones urgentes para su conservación.
El águila arpia se caracteriza por su impresionante aspecto, con una cresta color gris oscuro y garras que pueden medir hasta 10 centímetros. Su dieta incluye presas medianas y grandes, como monos araña y tucanes, así como animales que habitan en el suelo, como puercoespines y serpientes. Esta especie es monógama, formando parejas que se mantienen juntas durante toda la vida, y sus tasas reproductivas son notablemente bajas, con solo uno de los dos polluelos que suelen nacer logrando sobrevivir hasta la adultez.
La reaparición del águila arpia en Chiapas es un recordatorio de la rica biodiversidad que alberga México y la necesidad de garantizar la conservación de su hábitat. Las acciones de organizaciones como Dimensión Natural son fundamentales para asegurar que estas aves majestuosas sigan volando en los cielos de la Selva Lacandona. Con el compromiso de la comunidad y la implementación de prácticas sostenibles, hay esperanza de que el águila arpia vuelva a ser un símbolo de la salud ecológica de la región.
