Nuevos reportes confirman que, a pesar de la disminución en la percepción de inseguridad en Tuxtla Gutiérrez, la violencia de género en Chiapas está alcanzando niveles alarmantes. Según el fiscal general del estado, Jorge Luis Llaven Abarca, 87% de los delitos sexuales se cometen contra niñas, evidenciando una crisis profunda en las comunidades indígenas.
En los últimos ocho meses, la percepción de inseguridad en la capital chiapaneca ha caído del 90.6% al 63.7%, pero esto contrasta con la dura realidad de la violencia de género. Chiapas ocupa el primer lugar en el país en embarazo adolescente, con 81.7 nacimientos por cada mil mujeres de 15 a 19 años, y los matrimonios entre niñas y adultos siguen siendo prácticas comunes.
La situación se agrava aún más con el aumento del 40% en las denuncias por delitos sexuales entre enero y julio de 2025. A pesar de la implementación de políticas, como el programa de Cero Impunidad y el anuncio de un programa piloto de denuncia digital, la cultura de los usos y costumbres en muchos municipios continúa perpetuando la violencia.
La Alerta de Género, vigente en algunos municipios desde 2016, no ha logrado frenar estos abusos. La Secretaría de la Mujer e Igualdad de Género ha establecido 52 Centros Libres para las Mujeres que ofrecen acompañamiento y asesoría, pero aún hay un largo camino por recorrer. La joven Laisha Ruiz, estudiante de derecho, señala que “la ignorancia o el no saber de nuestros derechos nos hace vulnerables”, subrayando la necesidad de empoderar a las mujeres.
Las autoridades han reconocido que el consumo de alcohol y drogas también alimenta esta problemática, y se están formando alianzas con comunidades para mitigar la violencia. Sin embargo, el impacto de los usos y costumbres sigue siendo un obstáculo formidable.
El fiscal ha insistido en que es crucial llevar el mensaje de que los derechos de las mujeres no pueden ser subordinados a prácticas tradicionales. En este contexto, la lucha contra la violencia de género en Chiapas se convierte en una batalla que enfrenta no solo a la delincuencia, sino también a un sistema cultural arraigado que requiere de un cambio profundo. La voz de las nuevas generaciones, como la de Laisha, ofrece un rayo de esperanza en este panorama sombrío, resaltando la importancia de la educación y del conocimiento de los derechos para transformar la sociedad.
Con la violencia familiar como el delito más común en Chiapas, la implementación de un programa de denuncia digital exclusivo se presenta como una respuesta inmediata necesaria. Las autoridades continúan trabajando para crear conciencia y transformar la cultura que permite la violencia, pero el camino hacia la igualdad de derechos para las mujeres en Chiapas aún está lleno de desafíos urgentes.