Luciano Pavarotti, uno de los tenores más icónicos de la historia, cumpliría 90 años el 12 de octubre, recordándose no solo por su voz única sino por haber llevado la ópera a millones de personas en todo el mundo, incluso rompiendo esquemas con colaboraciones en rock y pop.
Nacido en Módena, Italia, en una familia humilde que sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, Pavarotti aprendió desde niño a encontrar luz en la adversidad. Su padre, panadero y amante de la lírica, fue su primer maestro y su inspiración para comenzar el canto.
El tenor que convirtió la ópera en fenómeno global
Su salto a la fama llegó a los 25 años con el papel de Rodolfo en La Bohème, en Reggio Emilia, y poco después, el diario The New York Times lo puso en portada por su impecable interpretación en La hija del regimiento, confirmando que su voz podía alcanzar tonos considerados imposibles para otros.
Pero más allá de la voz, Pavarotti destacó por su carisma y por hacer accesible un género tradicionalmente elitista. Fue pionero en unir la ópera con el rock y la música pop, grabando con leyendas como Sting, Michael Jackson, Frank Sinatra, y el grupo irlandés U2.
Su mayor triunfo llegó con Los Tres Tenores, junto a Plácido Domingo y José Carreras, donde entre los años noventa y principios del 2000 llevaron desde Broadway hasta los temas pop a escenarios masivos, conquistando un público global.
Filantropía, amor por la vida y pasión por las pastas
Además de su éxito musical, Luciano destacó por su compromiso social. En 1991, la organización War Child lo convocó para recaudar fondos, dando inicio a sus conciertos benéficos Luciano Pavarotti and friends en Módena, que reunían a grandes artistas para causas solidarias.
El tenor se describía a sí mismo como un hombre “abierto, solar y muy entusiasta de la vida”. Amante de la buena comida y apasionado por la cocina, se hacía cargo de preparar sus propias pastas en giras, luciendo un icónico gorro de chef. Su especialidad eran los espaguetis al champiñón, plato que incluso inspiró una salsa con su nombre en Argentina.
Presencias históricas en Latinoamérica y legado duradero
En América Latina dejó tres conciertos memorables: 1991 en la Avenida 9 de Julio frente a 200 mil espectadores, 1995 en el Campo Argentino de Polo ante 35 mil personas, y en 1999, junto a Mercedes Sosa en el estadio de Boca Juniors, con más de 27 mil asistentes celebrando su voz y carisma.
A pesar de las críticas académicas que aseguraban que la ópera no era para las masas, Pavarotti reivindicó su misión de derribar esas barreras y acercar la música clásica al público común.
Últimos años y despedida del gran tenor
Con una carrera de cinco décadas, más de 100 millones de discos vendidos y múltiples Grammys, incluido el Grammy Legend Award, Pavarotti enfrentó en 2006 una cirugía por cáncer de páncreas en Nueva York, lo que truncó su Gira del adiós.
Su salud se deterioró rápidamente tras la operación y falleció el 6 de septiembre de 2007 en su casa de Módena a los 71 años, víctima de insuficiencia renal.
“Mi proximidad a la muerte me ha descubierto el valor de la vida”,
había confesado el tenor, recordando la dura guerra de su infancia y su supervivencia a una enfermedad grave y un accidente aéreo en los años setenta.
Hoy, al cumplirse sus 90 años, el mundo celebra el legado de un artista que nunca perdió la luz pese a sus batallas, un hombre que convirtió la ópera en un fenómeno popular y nos enseñó a amar la vida en toda su plenitud.
