Nuevos reportes confirman que el dictador venezolano, Nicolás Maduro, ha decretado que las celebraciones de Navidad comenzarán de manera anticipada el 1 de octubre, una medida que se repite tras el anuncio del año anterior. Este adelanto ocurre en un contexto de creciente fricción con Estados Unidos, especialmente por el reciente despliegue de 25 mil militares en la frontera y aguas costeras de Venezuela, en respuesta a las tensiones provocadas por acusaciones de fraude electoral y operaciones navales de Washington.
Durante su programa semanal, Con Maduro +, transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión, el mandatario declaró: “Vamos a aplicar la fórmula de otros años, que nos ha ido muy bien para la economía, para la cultura, para la alegría, la felicidad, y vamos a decretar que desde el 1 de octubre arranca la Navidad”. Este anuncio busca generar un clima de optimismo económico en medio de la crisis política y las presiones internacionales.
Maduro enfatizó que la movilización de tropas tiene como objetivo “la defensa de la soberanía nacional y la lucha por la paz”. Sin embargo, su gobierno acusa a Estados Unidos de dirigir una “farsa” para justificar acciones de hostigamiento. La vicepresidenta Delcy Rodríguez ha calificado a Estados Unidos como “el centro mundial de lavado del narcotráfico” y desestimó lo que considera un “show peligroso” en el Caribe, argumentando que el 85% de las ganancias del narcotráfico se concentra en territorio estadounidense.
En medio de estas acusaciones cruzadas, el gobierno estadounidense mantiene vigente una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Maduro, a quien se le señala por dirigir redes criminales. La tensión ha escalado recientemente, especialmente tras el hundimiento de una embarcación con 11 presuntos narcotraficantes por parte de la flota estadounidense, que, según el Pentágono, había partido de costas venezolanas.
Este desarrollo impacta de manera significativa a la región, ya que refleja las complicadas relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, así como el uso de eventos festivos como herramienta política. Los próximos días serán cruciales para observar cómo se desarrollan las celebraciones navideñas en medio de una situación política volátil y un entorno militarizado.






























































