El 24 de septiembre de 2025, más de 120 países se congregaron en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York para presentar sus estrategias contra el cambio climático. Este evento busca coordinar compromisos internacionales, aunque resulta notable la ausencia de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, calificó la lucha ambiental de “estafa” un día antes.
La decisión de no asistir a la cumbre se origina en el discurso que Trump pronunció en la ONU, donde expresó que el cambio climático es “la mayor estafa jamás efectuada contra el mundo”. Además, puso en duda las proyecciones sobre el aumento de la temperatura y defendió el uso de combustibles fósiles en lugar de energías renovables. Estas afirmaciones provocaron reacciones de diversas naciones, especialmente de aquellas que enfrentan los efectos más severos del cambio climático.
Durante la cumbre, representantes de países pequeños y vulnerables, como San Cristóbal y Nieves, defenderán la necesidad de cooperación internacional en la lucha contra el calentamiento global. El primer ministro, Terrance Michael Drew, subrayó que problemas como la proliferación de algas y el aumento en la intensidad de tormentas amenazan directamente el turismo, fundamental para la economía de su nación.
En un anuncio destacado, el primer ministro chino, Li Qiang, dará inicio a la sesión revelando un compromiso histórico: la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2035. Este compromiso sería significativo, ya que China había prometido anteriormente alcanzar un tope de emisiones antes de 2030. Gracias al crecimiento en el uso de energía solar y vehículos eléctricos, se espera que este objetivo se cumpla cinco años antes de lo previsto.
Actualmente, China representa el 30% de las emisiones globales, lo que hace que su postura sea fundamental para el desarrollo de negociaciones internacionales sobre el clima. Expertos coinciden en que el anuncio de China será observado de cerca. Según Li Shuo, del centro de análisis Asia Society, es probable que la meta de reducción de emisiones que presente China sea conservadora, cercana al 10% en la próxima década, pero suficiente para demostrar su compromiso con la cooperación multilateral.
Mientras tanto, los países industrializados, que alcanzaron su pico de emisiones hace varias décadas, aún carecen de un plan sólido que les permita alcanzar la neutralidad de carbono en los próximos 25 años. Esta falta de estrategia contrasta con los avances en energías limpias que han implementado países emergentes como China.
La atención está centrada en el anuncio chino, ya que se considera que China ocupa un papel protagónico en la transición hacia energías más sostenibles.
