En un esfuerzo por transformar el manejo de residuos y construir una ciudad más sostenible, el Ayuntamiento de Mérida, en colaboración con la empresa Sana, ha lanzado el programa “Mérida Limpia”. Esta iniciativa busca optimizar la recolección, separación y aprovechamiento de los residuos sólidos urbanos, promoviendo el compromiso con la economía circular y un futuro más eficiente.
Durante una entrevista, el director general de Sana, Ramón Ugalde Bellido, destacó los avances que ha experimentado la empresa en los últimos años. A pesar de la percepción negativa que rodea a la planta de separación, Ugalde aclaró que, en el transcurso de tres años, han transformado más de 38 mil toneladas de residuos en material de combustión, evitando así que terminen en el relleno sanitario. Este proceso ha sido crucial para extender la vida útil del sitio de disposición final y reducir el impacto ambiental asociado con la basura generada en la ciudad.
“Hemos convertido hasta 60 toneladas al día en recurso aprovechable. Eso es basura que no llega al relleno, lo que ya representa una mejora ambiental muy importante”, afirmó Ugalde. Sin embargo, no todo ha sido sencillo. El proyecto de generación de pellets, que había sido anticipado con gran expectativa, no se concretó debido a fallas en la ejecución por parte del proveedor. “Hubo incumplimientos que afectaron gravemente su viabilidad”, explicó.
Frente a estos desafíos, Sana y el Ayuntamiento de Mérida han diseñado una nueva estrategia: un programa piloto que busca instaurar un sistema integral de residuos con la participación de todos los actores involucrados. Este plan se iniciará en varias colonias seleccionadas e incluirá la colaboración de ciudadanos, empresas concesionarias y autoridades municipales y estatales. Uno de los pasos iniciales es fomentar la separación de residuos en los hogares, lo cual permitirá calcular con mayor precisión qué materiales pueden ser reciclados y cuáles necesitan ser desechados.
“La separación nos permitirá calcular con mayor exactitud qué materiales podemos reciclar, cuáles se pueden aprovechar de otra manera, y qué cantidad realmente debe llegar al relleno”, indicó Ugalde. Un aspecto relevante de este programa es la inclusión de los pepenadores informales, quienes serán reconocidos legalmente y se integrarán como parte de la solución, brindándoles un rol social y económico dentro del sistema.
El plan contempla también la recolección de datos para confirmar la viabilidad tecnológica y económica de este nuevo sistema, lo que permitirá su escalamiento en toda la ciudad. “Ya tenemos identificada la tecnología. Este piloto nos dará la estadística necesaria para tomar decisiones definitivas”, agregó el director de Sana.
La cuestión de las tarifas de recolección también ha sido un tema sensible en esta transformación. Ugalde señaló que los costos de recolección no han cambiado en una década, lo que ha generado un desbalance que impide la mejora del sistema. “En estos años no se invirtieron cerca de 850 millones de pesos. Mientras tanto, el diésel ha subido un 75% y los sueldos un 300%, pero el servicio sigue cobrándose igual”, argumentó. Comparó que si la recolección domiciliaria costaba $20 hace diez años, hoy debería ser de $46, de acuerdo con el mismo índice de aumento que ha tenido el depósito en el relleno sanitario.
La recolección se realiza 12 veces al mes, lo que representa un promedio de pago por cada visita de apenas $1.66. “Entendemos la economía familiar, pero el ajuste es necesario para garantizar la sostenibilidad y eficiencia del servicio”, sostuvo Ugalde. La empresa está trabajando en conjunto con la actual administración del Ayuntamiento, que ha mostrado disposición para abordar el desbalance existente.
A pesar del contexto financiero, Sana continúa apostando por la modernización. Desde 2023, han incorporado 25 unidades nuevas compactadoras con tecnología de punta, lo que promete mejorar la eficiencia en la recolección. Además, Sana participa en el Sistema Intermunicipal para la Gestión de Residuos (SIGER), una solución metropolitana que reúne a todos los ayuntamientos conurbados para construir una política regional sólida y coordinada.
Ugalde enfatizó que el objetivo de Sana no se limita a la recolección de basura, sino que busca completar el ciclo de los residuos de manera responsable. “Participar en la limpieza de una ciudad significa cuidar la vida, la dignidad y el futuro de quienes aquí vivimos, cerrando el ciclo completo, desde la recolección hasta la disposición final”, concluyó, subrayando la importancia de avanzar hacia un modelo que priorice la reutilización y el aprovechamiento integral.
Con la vida útil del actual relleno sanitario próxima a concluir, tanto Sana como el Ayuntamiento de Mérida se comprometen a convertir los residuos en una fuente de energía eléctrica, lo que representa un paso significativo hacia un futuro más sostenible y responsable.