Recientemente, Mark Carney, primer ministro canadiense, realizó una visita clave a México para fortalecer la relación bilateral entre ambos países, especialmente en torno a futuras negociaciones del T-MEC, la nueva versión del antiguo NAFTA impulsada por Donald Trump.
En esta reunión, los gobiernos de Canadá y México anunciaron un plan conjunto para mejorar su posición negociadora en los próximos diálogos comerciales tripartitos con Estados Unidos. Este acercamiento estratégico marcaría un cambio radical tras años donde ambas naciones buscaron atender intereses propios, a veces en detrimento del otro. El giro hacia la cooperación multilateral es una señal clara de que ahora priorizan la asociación frente a presiones externas.
Un aspecto revelador fue el reconocimiento de Carney sobre la presencia de cárteles mexicanos operando en territorio canadiense y la existencia de bandas canadienses activas en México. Estas declaraciones subrayan la complejidad del problema del narcotráfico en la región y apuntan hacia la necesidad urgente de cooperación internacional para combatirlo.
Por otro lado, ambas naciones acordaron impulsar un programa de trabajadores agrícolas mexicanos en Canadá, además de fomentar un plan para aumentar el turismo canadiense en México. Este esfuerzo es parte de la estrategia de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien pretende aprovechar la fortaleza del mercado norteamericano, incluso a costa de reducir la dependencia económica con China, un país con el que México mantiene una relación delicada tras el aumento de aranceles presionados por el gobierno de Trump.
Otro avance importante fue la creación de un mecanismo de diálogo entre empresarios mexicanos y canadienses. Esta plataforma busca facilitar la inversión y ampliar las oportunidades de negocio más allá del ámbito político, con la potencialidad de consolidarse como un puente sólido para proyectos conjuntos en todo Norteamérica.
Es fundamental destacar que este encuentro bilateral surge tras la reunión previa entre Sheinbaum y Carney en Canadá durante la cumbre del G7, y que refleja la iniciativa empresarial canadiense que insistió para que esta visita se llevara a cabo. Sin embargo, persiste un contraste en la política exterior mexicana, ya que la mandataria capitalina ha optado por no participar en eventos internacionales como la Asamblea General de la ONU o la Cumbre de APEC en Corea del Sur, lo que genera incertidumbre sobre el rumbo de la diplomacia mexicana.
Estas nuevas alianzas y reconocimientos apuntan a un horizonte de mayor integración económica y cooperación en seguridad para México y Canadá, justo en un momento clave donde la economía global y las negociaciones comerciales exigen unidad frente a potencias extranjeras y desafíos transnacionales.
Continuaremos informando sobre el desarrollo de estas negociaciones y el impacto que tendrán en la relación trilateral con Estados Unidos, así como en la seguridad y economía mexicana en el corto y mediano plazo.