Juan Lorenzo Holmann, desterrado y exgerente general del diario La Prensa, denuncia un montaje del régimen de Daniel Ortega para ocultar las verdaderas condiciones y desapariciones forzadas de presos políticos en Nicaragua. En recientes fotografías de presos desaparecidos, incluidos el médico Yerri Estrada y el obispo Rolando José Álvarez Lagos, el gobierno muestra uniformes limpios, mesas bien puestas y visitas familiares que ocultan la cruel realidad de torturas, aislamiento y maltrato.
El caso de Yerri Gustavo Estrada Ruiz es emblemático. Detenido el 13 de agosto de 2025 en el Hospital Departamental Amistad Japón-Nicaragua, permaneció desaparecido bajo denuncias de tortura. Solo después de la presión del Departamento de Estado de Estados Unidos y legisladores internacionales, el régimen divulgó imágenes del 3 de septiembre en las que Estrada aparece rapado, con uniforme azul limpio y una mesa ordenada, presentadas como “pruebas de vida”.
Juan Lorenzo Holmann compara la escena con una obra teatral: “Nos vestían con ropa limpia que no usábamos todos los días, nos cortaban el pelo y nos daban mejor comida para la foto”. Destaca que tras esas imágenes, el trato real vuelve a ser cruel, con uniformes raídos, raciones pobres y prohibiciones de contacto familiar o lectura.
Montajes para engañar a la comunidad internacional
Desde 2022, el régimen ha recurrido al “teatro” para responder a la presión internacional, presentando a presos políticos en audiencias controladas donde muestran una aparente buena salud. Este método se usó con el obispo Rolando Álvarez, exhibido en uniformes nuevos y en visitas familiares simuladas.
En enero de 2025, tras denuncias de aislamiento y solicitudes de libertad por organismos de derechos humanos y Estados Unidos, el régimen difundió nuevas fotografías y videos del religioso durante una revisión médica acompañada por altos jefes policiales, intentando disipar las acusaciones internacionales.
Denuncias sobre desapariciones y torturas
La manipulación de la imagen pública contrasta con la desaparición forzada de al menos 14 presos políticos nicaragüenses, entre ellos el diputado miskito Brooklyn Rivera, detenido en septiembre de 2023, y otros como Fabiola del Carmen Tercero, Eveling Carolina Matus y Steadman Fagot. Sus familias denuncian la falta de pruebas de vida y el temor a su muerte en prisión.
Félix Maradiaga, ex preso político desterrado a Estados Unidos, describe el proceso de montaje: “Mejoran la comida semanas antes, nos pesan para dar la mejor imagen y montan escenarios con cámaras para mostrar trato digno que es falso”. Añade que esas fotos son usadas para lavar la imagen del régimen y dilatar la presión internacional.
El régimen de Ortega sostiene que los opositores están condenados por “traición a la patria” y usa esas escenas montadas para desacreditar denuncias de tortura y desaparición, respondiendo a los países que exigen acceso y garantías para los detenidos.
¿Qué sigue? Más presión internacional y denuncia oculta
La comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos continúan exigiendo la liberación de presos políticos y el fin del maltrato. En México, donde la defensa de la democracia y los derechos humanos es una prioridad, este caso alarma por las tácticas autoritarias que buscan manipular la opinión pública global.
Los mexicanos, consumiendo constantes alertas sobre crisis políticas en América Latina, deben estar atentos a cómo estos actos de manipulación afectan no solo a los nicaragüenses sino también a la integridad y credibilidad de la comunidad internacional al enfrentar regímenes dictatoriales.
La última imagen difundida es solo el telón de fondo de un abuso sistemático y oculto, que según testimonios directos, se disfraza para frenar la presión mundial. La exigencia urgente es que las autoridades nicaragüenses permitan el acceso libre e independiente para confirmar el estado real de los detenidos y detener estas prácticas de desaparición forzada.