El cuidado de la piel puede ser un desafío cuando los productos disponibles se presentan en envases de plástico y la presión por probar nuevos artículos es constante. La omnipresencia de la mercadotecnia y la influencia de personalidades en redes sociales que promueven elaboradas rutinas de belleza contribuyen a la confusión sobre lo que realmente es necesario.
Sin embargo, optar por una rutina de cuidado de la piel que sea amigable con el medio ambiente no implica sacrificar la efectividad. Expertos en dermatología, química y belleza sugieren que se debe comenzar por reducir el consumo de productos. Según los especialistas, muchas personas utilizan más productos de los que realmente necesitan. La clave está en identificar aquellos que son sostenibles y que cuentan con envases ecológicos, pero lo más importante es disminuir la cantidad total de productos utilizados.
La dermatóloga Molly Hales señala que muchas rutinas incluyen una cantidad excesiva de ingredientes activos, lo que puede ser perjudicial para la piel. Ella menciona que es esencial cuestionarse la necesidad real de cada categoría de producto en la rutina diaria. Según Mia Davis, exdirectora de responsabilidad social y medioambiental de Credo Beauty, es fundamental limpiar adecuadamente la piel, pero no es necesario usar un exfoliante, un limpiador y un astringente al mismo tiempo.
La industria del cuidado de la piel a menudo se basa más en la mercadotecnia que en la evidencia científica. Los dermatólogos coinciden en que el protector solar es el producto más crucial para combatir el envejecimiento, mientras que el retinol y la vitamina C son también efectivos. Otros productos no han sido suficientemente evaluados para confirmar su efectividad, como el colágeno, que se ha vinculado a la deforestación en Brasil.
La preocupación por el plástico es cada vez más relevante. La creciente cantidad de productos envasados en cristal o aluminio es un avance positivo. Además, el uso de champús sólidos y limpiadores faciales ha mejorado notablemente. Sin embargo, los derivados del petróleo presentes en muchos productos de cuidado de la piel no solo afectan el medio ambiente a través del plástico, sino que también generan nanopartículas que contaminan los ecosistemas.
Para evitar el uso de plásticos líquidos, se recomienda revisar etiquetas en busca de ciertos ingredientes que pueden ser perjudiciales. Es aconsejable evitar productos desechables, como toallitas desmaquillantes y bolas de algodón, que contribuyen a la acumulación de desechos en vertederos. La sostenibilidad también implica cuidar de nuestro entorno al adquirir productos de belleza, como apunta Kristian Edwards, fundadora de BLK + GRN.
En resumen, una rutina de cuidado de la piel que respete el planeta no solo es posible, sino que también puede ser efectiva. Al reducir el número de productos utilizados y optar por opciones más sostenibles, cada uno de nosotros puede contribuir a un futuro más saludable para nuestro planeta.
