Seis alcaldes asesinados en lo que va del sexenio mientras crecen nexos con el crimen organizado
Las amenazas y riesgos para los alcaldes mexicanos alcanzan niveles dramáticos en este sexenio, con seis presidentes municipales asesinados, el último de ellos Alejandro Arco en Chilpancingo, Guerrero. Apenas llevaba una semana en el cargo cuando fue brutalmente decapitado y su cabeza fue exhibida sobre una camioneta, un crimen que refleja la violencia que impera en municipios vulnerables a la corrupción y al crimen organizado.
La situación es alarmante: los alcaldes son la primera línea de contacto entre la ciudadanía y el gobierno, pero esta cercanía también los convierte en blanco fácil de amenazas, sobornos e infiltraciones por parte de grupos criminales. Algunos pierden hasta la vida por resistirse al control delictivo.
Políticos señalados y alcaldes vinculados a cárteles exponen grietas en la democracia local
El escándalo se extiende a cargos políticos de alto perfil. El gobierno de Estados Unidos acusó a la diputada federal de Morena, Hilda Araceli Brown, de tener vínculos con Los Mayos, una facción del Cártel de Sinaloa, durante su gestión como alcaldesa de Rosarito, Baja California. Junto a ella, un policía municipal también fue señalado.
En otro caso, durante el Operativo Enjambre en noviembre, se detuvo a la alcaldesa de Amanalco, María Elena Robles, quien ganó con Movimiento Ciudadano pero luego se cambió a Morena. Está vinculada a actividades delictivas ligadas al crimen organizado y enfrenta proceso judicial.
Además, el pasado 18 de septiembre, en un rancho en Veracruz vinculado a cárteles, fue retenida la alcaldesa de Colipa, Gabriela Alejandra Ortega, también de Morena, aunque ella negó haber estado en el lugar.
Partidos políticos, corresponsables y responsables de la crisis municipal
Los partidos políticos mexicanos han sido cuestionados por favorecer candidatos con historial sospechoso, priorizando el voto por encima de la integridad. El reclutamiento de alcaldes vinculados con grupos corruptos responde a una lógica pragmática de conseguir votos sin importar las consecuencias.
“La lógica de los partidos es aliarse con quien les garantiza votos, sin importar ideología o historial”, comentó un operador político durante la elección a gobernador del Estado de México en 2017.
Esta dinámica permite que cacicazgos locales se consoliden, debilitando el gobierno municipal, la seguridad pública y la confianza ciudadana. Los partidos suelen deslindarse o expulsar a funcionarios solo hasta que son detenidos o cuando ocurre una tragedia, pero muy pocas veces acompañan sus luchas contra el crimen organizado.
Impacto para México y próximos pasos
La violencia contra alcaldes y la infiltración del crimen organizado crean un ambiente de inseguridad y desconfianza para los ciudadanos, afectando desde la gobernabilidad hasta los servicios municipales básicos. La reciente muerte de Alejandro Arco es un llamado urgente para reforzar la protección a autoridades municipales y depurar las candidaturas.
Autoridades federales y estatales deben aumentar los filtros y controles en la postulación de candidatos y fortalecer operativos como Enjambre para romper vínculos entre políticos y delincuencia.
El fenómeno no solo alerta sobre riesgos inmediatos en municipios como Chilpancingo, Amanalco y Colipa, sino que revela la fragilidad institucional que México debe enfrentar para garantizar gobiernos locales honestos y seguros.
Estaremos atentos a las nuevas investigaciones y acciones oficiales que se anuncien en las próximas semanas para contener esta crisis de violencia política y corrupción que golpea a los municipios del país.