Nuevos reportes confirman que la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, desmintió categóricamente la existencia de un acuerdo con la DEA sobre el operativo “Portero”, destinado a combatir a los capos del narcotráfico en la franja fronteriza. Durante su conferencia matutina, Sheinbaum afirmó: “No hay ningún acuerdo con la DEA”, refiriéndose a la declaración emitida por Terry Cole, jefe de la DEA, el pasado 18 de agosto.
El anuncio de la DEA indicaba que ambos gobiernos habían acordado una acción conjunta en la que elementos de seguridad estadounidenses capacitarían a policías mexicanos. Sin embargo, Sheinbaum destacó que el comunicado de la DEA la llevó a cuestionar la veracidad de la información, por lo que consultó a los integrantes del Gabinete de Seguridad, quienes negaron la existencia de cualquier acuerdo formal.
La Presidenta agregó que el Gobierno mexicano se comunicará con Relaciones Exteriores para pedir explicaciones a la embajada de Estados Unidos sobre la publicación de este comunicado sin el conocimiento del Gobierno de México. “Decirles: ¿Por qué se publicó esto sin conocimiento del Gobierno de México?”, expuso Sheinbaum.
En un tono de aclaración, el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, recordó que solo se autorizó el envío de un número limitado de policías para asistir a un taller de capacitación, lo que contrasta con la interpretación de la DEA que lo describe como un audaz acuerdo de cooperación. “¡Ah, sí! Sí lo recuerdo”, respondió Sheinbaum al ser recordada sobre la autorización de este taller, que involucró a solo cuatro policías.
Este desarrollo está generando mucha controversia y cuestionamientos sobre la colaboración entre México y Estados Unidos en temas de seguridad. La falta de un acuerdo formal podría afectar las estrategias de combate al narcotráfico en la región. Los próximos pasos incluyen la respuesta de Relaciones Exteriores y cómo esto impactará la relación entre ambos países en el ámbito de seguridad.
Este conflicto entre la narrativa de la DEA y el Gobierno mexicano resalta la complejidad de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado, y cómo la información puede ser interpretada de maneras diferentes por las partes involucradas. La situación continúa desarrollándose y podría tener implicaciones significativas para las políticas de seguridad en la frontera.
