La sucesión en empresas familiares mexicanas se redefine hoy como un proceso clave que va más allá de un simple trámite legal. Según Mario Rizo Rivas para Forbes México, el verdadero reto está en formar líderes y soltar el poder con confianza para garantizar la trascendencia del legado empresarial.
En el corazón de esta transformación está la urgencia por enfrentar una realidad que muchas empresas familiares en América Latina evitan: la sucesión no comienza cuando el fundador se va, sino cuando se forma al sucesor. Este proceso, lejos de ser frío o mecánico, es una travesía emocional donde el ego, la confianza y la visión se ponen a prueba.
Formar sucesores, no solo herederos
El punto más crítico en la sucesión está en la preparación. La educación formal, la experiencia externa y la participación activa en el gobierno corporativo son indispensables para que el sucesor se gane respeto y no solo reciba un patrimonio.
“Un heredero recibe bienes; un sucesor se gana el respeto”, subraya Rizo Rivas, quien alerta sobre la falta de planes de sucesión en muchas empresas mexicanas. El miedo a hablar del retiro y la centralización del poder generan un peligroso ambiente donde la sucesión se pospone, incubando futuros conflictos.
El retiro del fundador: un cambio de rol fundamental
Más que un adiós, el retiro del fundador implica redefinir su rol dentro y fuera de la empresa. Una salida con dignidad requiere independencia financiera y un nuevo proyecto de vida. Así, el fundador sigue inspirando sin interferir, un paso crítico para que la sucesión sea respetada y la empresa prospere.
Cultura y comunicación: pilares para evitar traumas
Las empresas que institucionalizan la cultura de sucesión logran que este proceso sea natural, no traumático. Crear espacios de diálogo abierto, rituales y estructuras que incorporen la sucesión como parte del ADN organizacional es fundamental para mantener la unidad.
La comunicación es el puente esencial entre generaciones. Sin diálogo abierto y honesto, los temores y expectativas no expresadas se convierten en detonantes de crisis. Conversaciones valientes y continuas son urgentes para que el relevo generacional se cruce sin fracturas.
El liderazgo que trasciende: soltar el poder con humildad
El acto más poderoso de un fundador es soltar el poder, renunciando voluntariamente al control. Soltar no es debilidad, es madurez, un gesto de humildad que permite al líder pasar de ser el centro del poder a un guía que asegura la continuidad e innovación de la empresa.
Para México, donde las empresas familiares representan un pilar económico fundamental, comprender el arte de formar, soltar y trascender es urgente y necesario. En 2025, esta conversación debe dejar de ser ignorada para convertirse en una prioridad estratégica que garantice el futuro de miles de negocios.
Mario Rizo Rivas enfatiza que una sucesión planeada, acompañada y vivida con comprensión emocional no solo protege el patrimonio, sino que fortalece la cultura empresarial y consolida el liderazgo futuro.
La verdadera herencia no está en los bienes, sino en los líderes que se forman con amor y se sueltan con confianza. Esa es la clave para que las empresas mexicanas no solo sobrevivan, sino que florezcan en las próximas décadas.