Las supersticiones en torno a la comida son una parte fascinante de la cultura mexicana. Entre las más curiosas se encuentra la creencia de que nunca se deben preparar tamales cuando se está enojado, ya que se dice que el estado emocional influye en la masa, afectando su esponjosidad. Manos tranquilas, tamales esponjosos, aseguran los ancianos.
Otra superstición popular es la relacionada con la sal. Según la tradición, pasar la sal de mano en mano trae mala suerte o conflictos, por lo que se aconseja colocar el salero sobre la mesa para que la otra persona lo tome directamente.
El pan dulce también tiene su lugar en estas creencias; se dice que su consumo ayuda a calmar los nervios o a quitar el susto, una recomendación que muchas abuelas repiten con cariño.
En la región de Chiapas, entre los tzotziles, existe una práctica peculiar: eructar después de consumir refrescos gaseosos es parte de un ritual de limpieza espiritual que se cree ayuda a expulsar enfermedades y malos espíritus durante las oraciones.
Algunos cocineros también hacen una cruz con especias al sazonar los platillos, con la intención de bendecir la comida y alejar malas energías. Además, hay quienes creen que el silbido del vendedor de camotes atrae la buena fortuna económica, y al escuchar este sonido, hay quienes voltean los bolsillos de sus pantalones hacia afuera para maximizar la suerte.
Por otro lado, surge la pregunta sobre la higiene en los baños públicos. Se dice que es indispensable utilizar los cubreasientos de papel, pero ¿realmente existe un riesgo de enfermarse si no se usan? Según expertos, es muy poco probable contraer enfermedades a través del asiento del inodoro. Las bacterias, virus y parásitos que causan las infecciones más comunes no suelen sobrevivir mucho tiempo en superficies duras como estas.
Incluso las bacterias presentes en la piel no representan un gran riesgo, a menos que haya una herida abierta. Los patógenos que a veces se encuentran en los asientos, como E. coli y salmonella, generalmente se transmiten por la vía fecal-oral, lo que significa que el contacto con el asiento en sí no es el principal problema.
Los cubreasientos de papel no ofrecen una protección significativa contra los gérmenes, ya que su material poroso no bloquea eficazmente los microbios. Por lo tanto, el principal beneficio de estos protectores es más psicológico que preventivo. La práctica más efectiva para reducir el riesgo de infección sigue siendo el lavado adecuado de manos después de usar el baño.
Finalmente, en el contexto de la seguridad vial, se planteó la cuestión sobre qué hacer si fallan los frenos del automóvil. La recomendación es no apagar el motor, ya que esto puede dificultar la maniobrabilidad del vehículo. En lugar de eso, se aconseja reducir la velocidad progresivamente utilizando el freno motor, lo que permite mantener el control del auto.
En resumen, tanto las supersticiones relacionadas con la comida como las creencias sobre la higiene en los baños públicos reflejan aspectos culturales y sociales profundos que merecen ser explorados y entendidos en el contexto de la vida diaria en México.