Torreón, una ciudad que lucha con su infraestructura ciclista, enfrenta un desafío significativo en la promoción del transporte no motorizado. A pesar de las leyes y planes que subrayan la importancia de las ciclovías, la realidad muestra un déficit en kilómetros y un abandono evidente de la infraestructura existente.
La ciudad tiene aproximadamente 53 kilómetros de ciclovías, según Carla Tovar, directora de Planeación Urbana Sustentable del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN). Sin embargo, la dirección de Obras Públicas reporta solo 45.6 kilómetros. Ambas cifras están muy por debajo de las recomendaciones del Banco Interamericano de Desarrollo y del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo, que sugieren una cobertura de ciclovías cada 500 metros.
A largo plazo, la meta de IMPLAN es alcanzar una red de 290 kilómetros, que conecte áreas clave con zonas habitacionales. El Plan Director de Desarrollo Urbano había proyectado 418 kilómetros en total, pero hasta ahora, muchos de los proyectos planeados no se han llevado a cabo, lo que ha dejado a la ciudad con un déficit que supera los 53 kilómetros proyectados para este año.
Desde 2021, la inversión en infraestructura ciclista ha sido casi inexistente, limitándose a 400 metros del corredor Matamoros. Además, aunque existen ciclovías, su estado es precario, con tramos descuidados y peligrosos, lo que provoca que los ciclistas se sientan inseguros. Pedro Belmonte Márquez, de la asociación civil Ecociclismo, describe la situación como “muy insegura”, destacando que muchas vías están llenas de escombros que dañan las bicicletas.
El deterioro no solo afecta la cantidad de ciclovías, sino también su calidad. En el recorrido realizado por Semanario, se evidenció que muchas ciclovías carecen del mantenimiento necesario, lo que afecta directamente la seguridad de los ciclistas. El Plan de Movilidad Activa ha señalado que la falta de conexión entre las ciclovías y el respeto por su uso son problemas serios que deben abordarse.
Los datos sobre siniestralidad son alarmantes. En 2020, se registraron 246 atropellos en zonas urbanas, con Torreón destacándose por su alta tasa de accidentes. Este problema se agrava por el crecimiento del parque vehicular, que ha aumentado drásticamente en los últimos años, lo que fomenta una cultura vial centrada en el automóvil y deja a los ciclistas en una posición vulnerable.
La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial en México y la Ley de Transporte y Movilidad Sustentable en Coahuila, aunque reconocen los derechos de los ciclistas, a menudo se quedan en el papel. La falta de implementación y la desconexión entre las políticas y la realidad urbana son evidentes. Muchos proyectos, como la propuesta de una ciclovía en el bulevar Independencia, han sido ignorados, a pesar de la necesidad urgente de infraestructura que incluya a todos los modos de transporte.
La situación es crítica y requiere atención inmediata. La falta de infraestructura adecuada no solo afecta el uso de la bicicleta, sino que también repercute en la calidad de vida de los habitantes de Torreón. Es esencial que las autoridades tomen medidas efectivas para garantizar un entorno seguro y accesible para todos los modos de transporte.