ACTUALIZACIÓN: El lanzamiento del iPhone 17 en México ha desatado una intensa discusión sobre la capacidad de compra de quienes reciben salario mínimo, fijado en 278.80 pesos diarios. Con un precio oficial de 19,999 pesos, el nuevo modelo de Apple se convierte en un lujo inalcanzable para muchos mexicanos.
Un análisis revela que un trabajador que percibe este salario tendría que laborar 72 días para reunir el monto necesario y así hacerse de un iPhone 17, lo que equivale a 12 semanas completas de trabajo, asumiendo que destina todos sus ingresos exclusivamente a esa compra.
En términos de trabajo, esto representa un total de 576 horas de esfuerzo, acumulando cada hora a un promedio de 34.85 pesos. Este ejercicio pone de manifiesto la evidente brecha entre el salario mínimo en México y el costo de productos tecnológicos de alta gama.
Para la mayoría de los trabajadores, el iPhone 17 no es un gasto accesible en el corto plazo, sino un lujo que implicaría meses de esfuerzo y sacrificio sin tener en cuenta otras necesidades básicas. Esta realidad resalta la difícil situación económica que enfrentan muchos mexicanos, quienes ven cómo sus ingresos no son suficientes para cubrir gastos esenciales y al mismo tiempo aspirar a artículos de consumo como teléfonos inteligentes.
Las cifras hablan por sí solas y reflejan una creciente preocupación sobre el poder adquisitivo en el país. La situación actual exige a las autoridades y a la sociedad replantear las condiciones laborales y económicas que enfrentan los trabajadores mexicanos.
Los consumidores están cada vez más conscientes de esta disparidad, lo que podría influir en sus decisiones de compra y en la demanda de productos de gama alta en el mercado. Se anticipa que este tema continuará generando debate en las redes sociales y en foros de discusión, a medida que más personas compartan sus experiencias y reflexiones sobre el costo de vida en México.
La pregunta ahora es: ¿qué medidas se están tomando para abordar esta desigualdad y mejorar las condiciones laborales en el país? La respuesta podría determinar el futuro del consumo en México y el acceso a tecnologías que, aunque deseadas, resultan inalcanzables para muchos.