Descubren a “el asesino de la almohada” que aterrorizó a Europa durante décadas
Yvan Keller, un jardinero francés, fue revelado como uno de los asesinos seriales más macabros de Europa al asfixiar con almohadas a ancianos que vivían solos, simulando muertes naturales para ocultar sus crímenes.
Durante años, Keller actuó con una brutalidad silenciosa que dejó estremecida a la región de Alsacia y las ciudades de Francia, Suiza y Alemania. Su modus operandi era meticuloso: entraba en hogares mientras sus víctimas dormían, las asesinaba y dejaba todo en aparente orden, provocando que las autoridades descartaran signos visibles de violencia.
Investigación tardó décadas y confirmó 23 muertes
Las sospechas crecieron cuando médicos y forenses notaron un aumento inusual en muertes de ancianos sin causas claras. La relación entre las zonas donde trabajaba Keller como jardinero —especialmente con su empresa Alsa-Jardin en Mulhouse— y las víctimas levantó alerta en las autoridades.
Finalmente, en septiembre de 2006, Keller fue detenido tras un largo proceso de investigación. Las autoridades confirmaron 23 asesinatos, pero el propio Keller confesó haber matado hasta 150 personas. Su frialdad y precisión para eliminar rastros lo convirtieron en un depredador casi “invisible”.
Perfil psicológico y trágico final
Los expertos describieron a Keller como un hombre narcisista, obsesionado por el control y el orden, con una profunda carencia afectiva que dijo resumirse en su frase final: “solo quería ser amado”. Esta mezcla de vulnerabilidad y brutalidad exquisita dejó un legado mórbido.
Pocos días después de su arresto, el 22 de septiembre de 2006, Keller se suicidó en su celda ahorcándose con los cordones de sus zapatos, dejando sin sentencia a las víctimas y justicia incompleta.
Impacto y lecciones para México y el mundo
Este caso, que aún se estudia en criminología, demuestra cómo la apariencia inofensiva puede esconder los impulsos más oscuros. Para los mexicanos, la historia de Keller es un recordatorio urgente de proteger y supervisar a los adultos mayores y fortalecer las investigaciones forenses para evitar que casos así pasen desapercibidos.
La capacidad de Keller para disfrazar sus crímenes en una ventana tan cotidiana como la cama nos alerta sobre la importancia de no subestimar señales y reforzar la vigilancia sobre personas vulnerables en nuestras comunidades.
Las autoridades europeas mantienen activas las revisiones de casos similares y alertan a todo el mundo sobre peligros ocultos en la cotidianidad, mientras la historia de Yvan Keller continúa causando impacto y reflexión internacional.