Las tensiones políticas entre Brasil y Estados Unidos alcanzaron un nuevo nivel después de que el expresidente estadounidense Donald Trump pidiera que se deje de perseguir al exmandatario brasileño Jair Bolsonaro. En un mensaje publicado en su red social Truth Social el pasado 7 de julio, Trump expresó su preocupación por lo que describió como una “caza de brujas” contra Bolsonaro, su familia y sus seguidores. Esta declaración fue inmediatamente repudiada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien lidera actualmente la cumbre del grupo BRICS en Río de Janeiro.
Lula, quien asumió el cargo tras unas elecciones marcadas por la controversia, no dudó en responder a Trump con firmeza. “Somos un país soberano. No aceptamos interferencia o tutela de quien quiera que sea”, dijo Lula en una nota oficial, subrayando que Brasil es un país cuyo único dueño es su pueblo. En una rueda de prensa, el mandatario agregó: “Preocúpese por su vida y no por la nuestra”, reafirmando su posición de independencia frente a las declaraciones extranjeras.
Para Bolsonaro, de 70 años, el apoyo de Trump fue recibido con entusiasmo. En su cuenta de X, expresó haber recibido “con mucha alegría” el respaldo del expresidente estadounidense, a quien considera un amigo. Bolsonaro ha comparado en el pasado su situación con la de Trump, alegando que ambos han sido víctimas de “persecución” judicial. Su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, también destacó en X que este gesto no será la última novedad procedente de Estados Unidos. Cabe recordar que Eduardo ha estado residiendo en Estados Unidos, buscando apoyo del gobierno de Trump para su padre.
Implicaciones judiciales y tensiones diplomáticas
El juicio contra Bolsonaro y siete de sus excolaboradores podría llevarlos a enfrentar hasta 40 años de cárcel si son hallados culpables del supuesto intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022. La Corte Suprema de Brasil ha señalado que el plan se frustró debido a la falta de apoyo de las fuerzas armadas. El juez Alexandre de Moraes, quien dirige el juicio, se ha convertido en un blanco de críticas, especialmente desde que el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, mencionara en el Congreso la posibilidad de que Washington imponga sanciones contra él.
En medio de estas tensiones, Bolsonaro, quien está inhabilitado electoralmente hasta 2030, ha manifestado su deseo de postularse nuevamente en las elecciones de 2026. Lula, de 79 años, también ha manifestado su intención de participar en esas elecciones como candidato de la izquierda.
El contexto internacional añade otra capa de complejidad. La declaración de Trump en apoyo a Bolsonaro se produjo poco después de que amenazara con imponer nuevas tarifas del 10% a los países que se alinearan con las “políticas antiestadounidenses” del grupo BRICS, que celebra su cumbre en Brasil bajo presidencia brasileña. Este grupo, que reúne a 11 naciones del llamado Sur Global, se ha convertido en un espacio estratégico de discusión y cooperación internacional.
Este intercambio de declaraciones entre líderes de Brasil y Estados Unidos subraya las tensiones persistentes en la política internacional, donde las alianzas y rivalidades continúan jugando un papel crucial en la dinámica global actual.