La política en Francia atraviesa una crisis profunda, y la Agrupación Nacional (RN) ha tomado la delantera al anunciar su preparación para unas posibles elecciones legislativas anticipadas. Este lunes, el presidente del partido, Jordan Bardella, declaró que “podemos y debemos estar listos para todo, incluido un regreso a las urnas con una disolución de la Asamblea Nacional”. Este anuncio se produce en un contexto complicado, ya que el primer ministro François Bayrou enfrenta una moción de confianza programada para el 8 de septiembre de 2023, que, de resultar exitosa, podría llevarlo a la destitución.
Crisis de confianza y posibles elecciones
La moción de confianza es una respuesta a un paquete de austeridad de 44,000 millones de euros, que ha sido muy criticado por la ciudadanía. Si Bayrou es destituido, el presidente Emmanuel Macron tendrá tres opciones: nombrar un nuevo primer ministro, mantener a Bayrou como interino, o convocar elecciones anticipadas, una opción que hasta ahora había descartado. Sin embargo, la presión política está empujando a Macron hacia esta última alternativa.
Durante una reunión preparatoria electoral, Bardella anunció que el RN ya ha definido el 85% de sus candidatos. A pesar de que Marine Le Pen, quien fue la figura central del partido, no lo preside actualmente, sigue siendo una voz influyente en la política francesa. Le Pen mencionó que se reunirán con Bayrou “por cortesía”, aunque no esperan resultados positivos de este encuentro.
Un panorama político incierto
La situación en Francia no es aislada; se enmarca en una crisis política más amplia que comenzó con las elecciones legislativas de 2024, las cuales resultaron en un parlamento sin mayorías claras. Desde entonces, el país ha experimentado una sucesión de gobiernos efímeros, incluyendo el de Michel Barnier, quien fue destituido en diciembre por una moción de censura, la primera desde 1962.
Este contexto se complica aún más con la advertencia de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, quien señaló que “la caída de cualquier gobierno de la eurozona sería preocupante”. Aunque Lagarde considera que el sistema financiero francés es sólido, subrayó que la inestabilidad política puede erosionar la confianza en los mercados. De hecho, tras el anuncio de la votación de confianza, los costos de endeudamiento soberano francés se dispararon a niveles no vistos desde la crisis del euro.
Los líderes empresariales, incluyendo a los de Carrefour, Engie y AXA, han expresado su frustración ante la falta de claridad política, advirtiendo que esta incertidumbre afecta negativamente la inversión y pone en riesgo la creación de empleo. Francia enfrenta, además, un déficit público cercano al 5.4% del PIB, muy por encima del límite del 3%% fijado por la Unión Europea, y su deuda pública ha superado los 3.3 billones de euros.
El ministro de Finanzas, Éric Lombard, ha mencionado incluso la posibilidad de recurrir al Fondo Monetario Internacional, aunque luego moderó su discurso. Esta creciente fragmentación del sistema político también se refleja en la opinión pública, donde un estudio del centro Cevipof reveló que Francia lidera la desconfianza hacia sus instituciones en comparación con otros países europeos como Alemania, Italia y Polonia.
Por si fuera poco, Le Pen fue condenada por malversación de fondos europeos, lo que la inhabilita para presentarse a cargos públicos hasta 2030. Aunque ha apelado la decisión, es poco probable que se resuelva antes del verano europeo de 2026.
En este complejo escenario, el RN se presenta como un actor proactivo, anticipándose a los posibles cambios electorales y buscando capitalizar la creciente desconfianza de la ciudadanía hacia un sistema político fracturado.
