En un giro alarmante de los acontecimientos, Israel ha reanudado sus bombardeos en Gaza, desafiando el frágil acuerdo de alto el fuego establecido con Hamás el 10 de octubre. Según las autoridades gazatíes, estos ataques han resultado en la muerte de al menos 31 palestinos, entre ellos nueve niños y seis mujeres.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó las ofensivas tras acusar a Hamás de disparar contra las fuerzas israelíes en Rafah, un reclamo que el grupo islamista ha negado, afirmando que no tiene “ninguna relación” con dicho tiroteo.
La oficina del primer ministro hizo un anuncio en redes sociales, donde confirmaron que Netanyahu había ordenado al Ejército llevar a cabo ataques “contundentes” y “poderosos” en respuesta a la supuesta agresión. “Tras consultas de seguridad, el primer ministro Netanyahu ordenó al Ejército que lleve a cabo inmediatamente ataques contundentes en la Franja de Gaza”, se indicó en el mensaje oficial.
Posteriormente, las fuerzas israelíes comenzaron a bombardear diversas áreas de Gaza, y varios testigos informaron sobre explosiones y sonidos de artillería en diferentes puntos del enclave palestino, particularmente en la Ciudad de Gaza, que ha sido severamente afectada por los ataques.
Este recrudecimiento de la violencia pone en evidencia la fragilidad del alto el fuego, que había ofrecido un alivio temporal a la población civil de Gaza, que ya sufre las consecuencias de un conflicto prolongado.
La situación humanitaria en la región es crítica, con miles de personas desplazadas y una grave escasez de recursos básicos. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras se teme que este nuevo ciclo de violencia pueda intensificarse aún más en los próximos días.































































