¡Viva Kobane en sus dos años de liberación… solidaridad con los hijos e hijas de la humanidad en el kurdistán!

Imagen de portada: Kurdos en Alemania piden solidaridad con Kobane .

Por Equipo Frontal27

¡Viva Kobane en sus dos años de liberación… solidaridad con los hijos e hijas de la humanidad en el kurdistán!

Nota Equipo Frontal27: Son dos años de la liberación de Kobane, la primera ciudad heroica del Siglo XXI, que no solo logra liberarse de sus invasores sino que lo hace a nombre de un movimiento histórico de liberación social y política como lo es el pueblo kurdo, que de alguna manera inaugura la revolución mundial triunfante en este nuevo siglo.

No dejaremos de insistir y pregonar la solidaridad con estos héroes y heroínas de la humanidad. No dejaremos de ser un eco más a su batalla libertaria, porque nadie como ellos y ellas se merecen tanto agradecimiento histórico de la humanidad entera como estos y estas milicianas libertarias que pudieron —en el caso de Kobane al norte de Siria y frente a una frontera con Turquía gobernada por un fascista asqueroso como lo es Erdogan y su proyecto de nuevo sultanato aliado a la OTAN y el sionismo— voltear la tortilla frente a una fuerza militar inmensamente superior a sus milicias, como lo era la del ISIS, ayudado por los EE. UU., Turquía y Arabia Saudita.

El movimiento de liberación kurdo hoy en día son los obreros europeos que inauguraron hace más de siglo y medio el movimiento comunista. Son los grandes cimarrones y huestes patrióticas que, desde la batalla contra el colonialismo español, francés, inglés, triunfaron en Nuestra América. Son el nuevo Vietcong que derrotó al mayor ejército del mundo en su tierra. Solo que, en este caso, se trata de juventudes guerreras que nos traen una otra nueva libertaria: un programa abierto de radicalización democrática, liberación de la tierra y la mujer, un proyecto autogobernante y autogestionario, anticapitalista, que nos abre de nuevo los sueños vivos de una humanidad en lucha.

Resistiendo con Kobane: a 2 años de su liberación

Este 26 de enero, una vez más, recobramos la lucha de las mártires internacionalistas asesinadas en batalla contra el terrorismo en Kobane.

Cuando decidimos despertar y los canales de televisión se dispusieron a oír. Cuando los cantos populares kurdos se adentraban en nuestros pechos como espuelas y, aguerridos, generaban enclaves en las conciencias. Cuando por fin nos dispusimos a ver y nuestros oídos eran receptáculos de los alaridos angustiantes de un pueblo desangrado por la codicia y el fanatismo. Fue allí donde la solidaridad emergió, y prontamente, a través del amarillismo usufructuador del dolor, se cantaron los versos y gestaron los parangones que movilizarían a cientos de miles de personas mancomunadas por la liberación de Kobane.

Dispuestos a luchar, a enrolarse en las filas libertarias de las unidades de protección, cientos de jóvenes muchachas y muchachos unieron esfuerzos al servicio de las fuerzas revolucionarias que darían por aniquilado los planes yihadistas e imperialistas de hacer de Rojava, y en especial de Kobane, el cementerio de la resistencia feminista y popular de los pueblos democráticos del Kurdistán sirio.

Se podrá comprobar, a medida que la revolución avanza y la era de oscuridad esclavista se extingue, que las hijas del sol y del fuego escriben nuevas páginas en la historia del Kurdistán y de los movimientos revolucionarios de todo el mundo. En la era despectiva de la tecnificación industrialista, colonialista y patriarcal —donde las esperanzas poco a poco se apagaban y el escepticismo se enquistaba en el lóbulo occipital de nuestro ímpetu— el pueblo kurdo supo demostrar que mientras se resista a los deseos capitalistas de deshumanizar la esencia de nuestra propia realidad ontológica —realidad que conlleva la necesidad de cuidarnos unas a otras—, y en consecuencia garanticemos que aquello que no nos gusta no se vuelva a repetir, no habrá fuerza capaz de aplastar nuestros deseos inherentes de libertad y amor.

Kobane —que fue, es y será nuestro Stalingrado en el siglo XXI— le escribió a su tiempo histórico, no sólo páginas enteras con la sangre de los mártires, sino también se aventuró a conquistar los cielos y tomar al sol por asalto. Las revolucionarias alistaron sus fuerzas contra el oscurantismo perverso del fanatismo moderno, sanguinario y cruel, que encarna el terrorismo en los corazones humanos.

Nos guardamos el derecho a existir, a sobrevivir, y a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para liberarnos del yugo opresor donde nos han colocado. Nuestro deseo ardiente es luchar, y como hijas del fuego y del sol, sólo nos iremos cuando el fuego merme y el sol se apague. Para entonces, no habrá mucho más que escribir; las palabras se habrán extinguido y habremos entrado en la era de lo indescriptible.