La incapacidad para finalizar tareas se ha convertido en un fenómeno cada vez más común. El psicólogo Ángel Macías explica que no se trata de perfeccionismo, sino de una serie de factores psicológicos que generan ansiedad y procrastinación. En sus recientes videos de TikTok, Macías aborda los temores que enfrentan muchas personas al intentar cumplir con sus objetivos.
El falso perfeccionismo y sus raíces
La comparación constante con los demás y la presión por producir más pueden llevar a una ansiedad paralizante. Según Ángel Macías, las personas suelen creer que “cometer errores significa no valer o fracasar como persona”, lo que alimenta una “ansiedad de rendimiento”. Este estado de nerviosismo no solo afecta la concentración, sino que también crea un ciclo de procrastinación como estrategia de evitación.
Otro elemento que añade complejidad a este problema es el miedo al juicio externo. La ansiedad social, conocida como Fear of Negative Evaluation, provoca que muchas personas pospongan la finalización de proyectos por temor a ser criticadas o a no cumplir con las expectativas ajenas. Esta presión puede ser devastadora, especialmente en un mundo donde las redes sociales amplifican la autocritica y la competitividad.
La autoexigencia y el impacto de las redes sociales
La baja autoestima también juega un papel crucial. Muchas personas asocian su valor personal con sus logros y el reconocimiento externo. La autoexigencia desadaptativa se manifiesta en la creación de estándares inalcanzables que nunca conducen a la satisfacción real, lo que perpetúa el ciclo de frustración.
Las redes sociales, por otro lado, han cambiado la manera en que interactuamos. La necesidad de estar a la altura de lo que vemos en línea puede llevar a establecer objetivos poco realistas, generando un patrón de autoexigencia crónica. Este fenómeno es especialmente notorio en aquellos criados en entornos donde el cariño estaba condicionado a los logros, como obtener buenas calificaciones.
En este sentido, la intolerancia a la incertidumbre es otro factor a considerar. Esta necesidad de control absoluto puede hacer que las personas pospongan decisiones y, por ende, la conclusión de sus proyectos. Ángel Macías menciona que esto se traduce en una “procrastinación perfeccionista o autoimpuesta”, donde se retrasa la tarea porque “todavía no está listo” para ser presentado.
Este dilema lleva a una forma de pensamiento dicotómico, donde se establece un “todo o nada”: si algo no es perfecto, se considera un fracaso. Además, muchos individuos caen en la trampa de sobreidentificarse con su rendimiento, lo que hace que cualquier error se perciba como un ataque directo a su valor personal.
Para contrarrestar esta tendencia, Ángel Macías sugiere una simple pero poderosa frase: “Hecho mejor que perfecto”. La idea es que es más valioso terminar una tarea, aunque no sea perfecta, que dejarla incompleta. Por ello, invita a las personas a aceptar que puede haber fallos y que la perfección llega con la práctica y la experiencia.
En conclusión, es fundamental reconocer que la presión por ser perfectos puede ser una trampa mental. En lugar de permitir que el miedo y la ansiedad nos paralicen, es momento de aceptar el progreso imperfecto y avanzar hacia nuestros objetivos, recordando siempre que cada paso cuenta.