La cifra de muertes por el incendio de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, ha aumentado a 32. Esta tragedia ha dejado una profunda huella en la comunidad y ha suscitado preocupaciones sobre la seguridad de los transportes de sustancias peligrosas.
La última víctima fue Tiffany Odette Cano, una joven de 16 años que falleció tras haber permanecido un mes y once días internada debido a las graves quemaduras que sufrió durante el incidente. Su familia confirmó la noticia, lo que ha generado un fuerte impacto en sus seres queridos y en la sociedad.
El incendio, que ocurrió hace algunas semanas, ha sido objeto de investigaciones por parte de las autoridades para determinar las causas y las responsabilidades. Este evento trágico ha resaltado la necesidad urgente de mejorar las regulaciones para el transporte de gases y otros materiales peligrosos en áreas urbanas.
Los residentes de Iztapalapa han expresado su angustia y frustración ante la repetición de incidentes de este tipo, y muchas voces piden cambios significativos en las políticas de seguridad pública. La muerte de Tiffany es un recordatorio doloroso de los riesgos asociados con la industria del gas.
A medida que la comunidad comienza a sanar, se espera que las autoridades tomen medidas efectivas para prevenir futuros desastres y garantizar la seguridad de los ciudadanos.