Un hombre de 59 años, Ryan Routh, fue declarado culpable de todos los cargos por el intento de asesinato contra Donald Trump, ocurrido mientras el expresidente jugaba golf en Florida en 2024. Tras escuchar el veredicto, Routh intentó apuñalarse en el cuello con un bolígrafo, pero fue contenido inmediatamente. Su hija, quien se encontraba en el tribunal, mostró una fuerte reacción emocional al instante.
De acuerdo con reportes de CNN, el jurado en Fort Pierce deliberó durante menos de tres horas antes de emitir el veredicto. Routh se defendió a sí mismo durante el juicio, enfrentando cargos que incluían intento de asesinato de un candidato presidencial, agresión a un agente federal y posesión ilegal de armas. La jueza Aileen Cannon dictará la sentencia el 18 de diciembre, la cual podría incluir cadena perpetua.
Los detalles del plan de Routh revelaron que había creado un “nido de francotirador” cerca del sexto hoyo del Trump International Golf Club, aunque nunca llegó a disparar. El FBI presentó evidencia que incluía registros de llamadas, mensajes de texto, transacciones bancarias, videovigilancia y búsquedas en internet.
Según la agente especial Kimberly McGreevy, Routh vigiló el club durante semanas y utilizó teléfonos desechables para coordinar la compra de un rifle. Además, había planeado su escape con varias matrículas, alias y posibles rutas hacia México. Horas antes de su ataque fallido, envió mensajes de despedida a sus tres hijos. Fue arrestado ese mismo día mientras intentaba huir por la autopista I-95, gracias a la alerta de un testigo que lo siguió y tomó fotos de su vehículo.
Tras conocerse el fallo, Trump expresó su agradecimiento al Departamento de Justicia en su plataforma Truth Social, afirmando: “Felicitaciones (…) por la condena en Florida de la persona que intentó asesinarme. Era un hombre malvado con una intención malvada, y lo atraparon”. La secretaria de Justicia, Pam Bondi, también comentó que el veredicto “ilustra el compromiso del Departamento de Justicia de castigar a quienes participan en violencia política”.
Durante sus alegatos finales, la fiscalía destacó que Routh había acosado y rastreado obsesivamente al presidente, describiendo su plan como “meticuloso y obsesivo”. Los fiscales subrayaron que no era necesario que el ataque se llevara a cabo para que se considerara un intento de asesinato. Routh, en su defensa, negó haber tenido la intención de matar a Trump, argumentando que “si el intento de asesinato no se realizó, no es un intento”. Su intervención fue interrumpida en varias ocasiones por la jueza Cannon debido a su falta de enfoque en el caso.
El acusado presentó tres testigos, entre ellos un exfrancotirador de la Marina, quien afirmó que el arma encontrada estaba defectuosa. Sin embargo, los fiscales cuestionaron esta afirmación, señalando que la prueba se realizó meses después y tras alteraciones en el rifle.
La hija de Routh, Sarah, criticó el proceso judicial, describiéndolo como manipulado: “Siento que realmente no tenía otra opción. Después de ver lo manipulado que está, ¿por qué se pondría en esa posición? (…) Obviamente todo está manipulado y es una mie***”.
